-LA AUDIENCIA LE IMPUSO 10 AÑOS DE C RCEL-
El TSJ aumenta la condena del asesino de Manu a 18 años
El Mundo, , 02-08-2007El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJ) ha dado un buen varapalo a la Audiencia Provincial. Ha estimado el recurso de los abogados de la familia de Manuel González Carmona, Manu, el joven asesinado en Villaverde en 2005. La sentencia de marzo de este año de la Audiencia condenaba a José Manuel M.L., alias McGrady, a 10 años de cárcel. El TSJ ha revisado la sentencia y sube la pena a 18 años.
Para alegría de los familiares y amigos del menor fallecido, el TSJ considera que el delito cometido es asesinato, y no homicidio, que se castiga con una pena menor. La madre de Manu siempre pidió que se condenara a McGrady por asesinato. En cambio, la juez de la Audiencia Provincial aplicó la pena mínima (10 años) por un delito de homicidio.
Manu falleció apuñalado en la colonia Oroquieta del distrito de Villaverde el 2 de mayo de 2005. La pelea en la que murió empezó como una cosa de chavales, por la disputa de un pequeño parque. Poco después de la primera pelea, el joven dominicano José Manuel M.L. retornó al parque y asestó dos puñaladas a Manu, que no tuvo tiempo de defenderse.
Pasados unos días, y gracias a la mediación de su propia madre, McGrady se entregó a la Policía. El despacho del catedrático Esteban Mestre, que representa a la familia González Carmona, presentó un recurso de apelación ante el TSJ. Hace unos 15 días se comenzó a revisar la sentencia de la Audiencia Provincial, y el pasado 27 de julio se resolvió favorablemente para la acusación.
Ahora el TSJ ha aumentado la pena de McGrady a 18 años, en una sentencia en la que critica duramente la decisión de la Audiencia Provincial. Por ejemplo, el tribunal considera que «la sentencia apelada tiene una contradicción difícilmente salvable», porque se habla de la alevosía del crimen en los hechos probados, pero no se aplica en los fundamentos jurídicos.
La magistrada de la Audiencia Provincial dice en su sentencia, en el apartado de hechos probados, que José Manuel M.L. «de forma absolutamente sorpresiva, sacó una navaja que llevaba en el bolsillo y con el propósito de acabar con su vida se la clavó dos veces a Manuel». Para el TSJ, esta sentencia causa «perplejidad», porque la situación descrita «no era un simple homicidio», sino que tenía la circunstancia de alevosía, suficiente para calificar el delito como asesinato.
Sin embargo, el TSJ recuerda que en los fundamentos jurídicos no se tuvo en cuenta la circunstancia de alevosía, y por eso el culpable fue condenado a 10 años y no a más. El homicidio está penado de 10 a 15 años, y la magistrada le impuso a McGrady la pena mínima porque éste reconoció los hechos, mostró arrepentimiento y «cierta inmadurez objetiva». Pero el TSJ dice que se trata de una apreciación «tan benévola como infundada».
El Tribunal Superior explica en su sentencia que, lejos de las apreciaciones «personales» de la juez de la Audiencia, se nota que el agresor tenía una «macabra destreza» a la hora de atacar a Manu, puesto que no sólo lo hizo a traición, sino tan rápido que muchos testigos sólo vieron una puñalada, cuando en realidad fueron dos.
Mitad superior
Como consecuencia de esa destreza, «fruto quizá de un indeseable aprendizaje y de una infrecuente frialdad de ánimo para la edad que tenía entonces el agresor [19 años]», el Tribunal cree que se debe aplicar «decididamente» la mitad superior de la pena que marca la Ley para el asesinato. Esa pena es de 15 a 20 años de prisión, y la condena impuesta a McGrady es de 18.
Dice también el Tribunal que «cuando el encausado acometió a su rival con la navaja que hasta entonces llevaba oculta, lo hizo con especial rapidez, maestría y eficacia, haciendo gala de una notable facilidad para causar la muerte a su oponente».
Con esta nueva sentencia, el Tribunal Superior de Justicia revoca la anterior y acepta íntegramente el recurso de apelación que interpuso el abogado Esteban Mestre. No obstante, todavía se puede interponer un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Con la primera sentencia, la defensa se conformó con la pena de 10 años, pero quizá ahora recurra. Además, se condena al joven dominicano a pagar 150.000 euros de indemnización a la familia de Manu.
Durante el juicio de marzo, McGrady no intentó renegar de su culpa, pero sí arguyó que la navaja no era suya, sino que se la dio un amigo durante la pelea, aunque quedó demostrado que no fue así. También es cierto que se entregó a la Policía, pero no en un primer momento, cuando denegó el socorro al joven fallecido y se dio a la fuga. Dice el TSJ que sólo se entregó cuando supo que la Policía lo había identificado.
El caso de la muerte de este joven de Villaverde ha sido uno de los más polémicos de los últimos años en Madrid desde el propio día del suceso. Se juntaron muchas circunstancias en el caso que lo hicieron peculiar: el fallecido era un menor español y el asesino un inmigrante mayor de edad, se produjo en un barrio dejado por la Administración donde poco después hubo revueltas y brotes de violencia, y la condena de la Audiencia Provincial fue criticada desde que se conoció.
18 AÑOS DE C RCEL
La primera sentencia. El 19 de marzo de este año, la Audiencia Provincial condenó a McGrady a 10 años de prisión por un delito de homicidio.
Estimado el recurso. El TSJ ha aceptado el recurso de apelación de la familia de Manu y tacha la sentencia previa de benévola y contradictoria.
La nueva sentencia. El TSJ considera que hubo alevosía en el crimen de Villaverde y eso le basta para que el delito de homicidio se tome como delito de asesinato. Por eso, y por la «frialdad y maestría» de las puñaladas sube la condena a 18 años.
El extraño y revuelto mes de mayo de 2005
P. HERRAIZ
MADRID. – Pocas veces se ha visto en la capital una movilización como la posterior a la muerte de Manu, el 2 de mayo de 2005. Cuando este menor falleció en la colonia Oroquieta de Villaverde sus vecinos y amigos se manifestaron. Los políticos se sensibilizaron con la familia. El mes de mayo de 2005, revuelto y extraño, continuó.
Después llegaron algunos encendidos que consideraron que la culpa era de los inmigrantes . Proferían gritos xenófobos. Más tarde, unos pocos, pero muy ruidosos, protagonizaron agresiones a extranjeros. Se vieron cosas que ponían los pelos de punta. Por ejemplo, un hombre que escupió a un niño de tres o cuatro años «porque era negro». La familia de Manu, siempre ejemplar, pidió calma a la gente, sobre todo a los más jóvenes, dolidos por la muerte de su amigo y deseosos de venganza.
La indignación vecinal fue grande. Villaverde siempre ha sido una de las zonas abandonadas de Madrid. La Policía tomó sus calles y el entonces delegado del Gobierno en Madrid, Constantino Méndez, prometió que se construiría una comisaría de Policía Nacional para el distrito. En la actualidad aún no se ha edificado esta comisaría, y Usera y Villaverde siguen compartiendo unas instalaciones que hace mucho se quedaron pequeñas para cubrir todas las necesidades de los dos distritos.
En la pequeña calle donde murió Manu hubo montañas de flores y fotos del muchacho. Tras el desagradable brote de violencia, toda España conoció el asunto. Se debatió mucho en los bares y las televisiones sobre los menores, los inmigrantes , las peleas en las calles, la educación, las necesidades sociales. Hoy, un pequeño monolito recuerda al joven muerto: «Jardines de Manuel González Carmona», dice una placa en recuerdo de aquel mes de mayo.
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