Polémica en Bélgica por la deportación de una niña

ABC, 30-07-2007

REUTERS

Angélica lloraba ayer tras los barrotes del centro de retención

EFE

BRUSELAS. Angélica Loja Cajamarca, de 11 años, es ecuatoriana, y aunque reside de forma ilegal en Bélgica por carecer de papeles, está perfectamente integrada en el país y en su colegio, en el que ha cursado estudios durante cuatro años.Le gustaría quedarse, pero el pasado 30 de junio, ella y su madre Ana Cajamarca, de 28 años, fueron detenidas en una parada de autobús al ser delatada por un ciudadano que informó a la Policía de la presencia en la calle de «dos gitanas sospechosas de ser ladronas por el color de su piel», según el informe policial.

A partir de ese momento no han tenido un momento de respiro en el Centro de Repatriación 127 bis, situado al lado del aeropuerto de Zaventem de Bruselas y desde donde las autoridades belgas pretenden deportarlas hoy a su país. Llevan recluidas 29 días en este centro para indocumentados que sólo permite, a los numerosos niños que pasan por allí, salir una hora al patio.

Tras varios intentos de paralizar los tramites – el último ha sido un recurso de Casación ante la Corte de Casación belga – Angélica y su madre se enfrentan a la expulsión del país sin tener en cuenta la vida que dejan detrás. En declaraciones a Efe, la niña manifestó que su anhelo es «recuperar la libertad» y aseguró «querer volver a mis clases en septiembre. De hecho mi madre tenía intención de inscribirme en un colegio en lengua flamenca para hacer de mí una verdadera belga».

A menos de que el ministro del Interior saliente, Patrick Dewael, ordene lo contrario y pese a residir en Bélgica desde el 2003, ambas serán llevadas hoy al aeropuerto para tomar un avión de la línea holandesa KLM que sale a las 18.50 hora local con destino a Quito.

Manifestación de apoyo

Asomada a una ventana con barrotes del centro de repatriación, Angélica saluda a los dos centenares de personas que desafiaron la lluvia para prestarle su apoyo en una manifestación convocada por la Unión de Defensa de los Sin Papeles (UDEP). Entre ellos está su padre, Javier Loja, que pese a residir también de forma ilegal se arriesgó a acudir a la concentración. «No voy a montarme en el avión, papá, te lo prometo», gritaba la niña entre los barrotes.

Aunque las autoridades belgas no pueden obligarlas a subirse a la fuerza al avión, se teme que les den algún tipo de tranquilizante.

Por su parte, la primera dama de Ecuador, Anne Malherbe, de origen belga, declaró a los medios que siguen la historia de la pequeña, que sentía «una vergüenza terrible de ser ciudadana de este país (Bélgica)» y añadió tras visitar el centro de reclusión, que no podía creer que en su país se encerraran de esa forma a los niños. «Hay muchos más niños y algunos son más chiquitos que Angélica».

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