Un cayuco con 180 inmigrantes a bordo, – una de las cifras más elevadas en este tipo de operaciones – que navegaba rumbo a las islas Canarias fue localizado por Salvamento Marítimo, y sus ocupantes desembarcaron en el puerto de Los Cristianos de Tenerife. Todos eran varones de origen subsahariano y entre ellos se encontraban 19 menores de edad. Ninguno presentaba graves problemas de salud.
Al mismo tiempo, un cayuco de 35 personas alcanzó también las costas de canarias de Tajado, situado en el municipio tinerfeño de Arisco. Afectados por su exposición al sol durante la travesía, 30 de ellos tuvieron que ser atendidos de inmediato en el muelle, mientras que otro tuvo que ser traslado de inmediato al centro de salud al sufrir quemaduras de segundo grado.

Por otro lado el dispositivo movilizado por Salvamento Marítimo y apoyado por las fuerzas del Servicio Marítimo de la Guardia Civil interceptó ayer en aguas de Almería una patera con entre 60 y 61 inmigrantes magrebíes a bordo, entre ellos diez o 15 menores y unas cinco o seis mujeres, según informaron a Europa Press fuentes de Salvamento Marítimo.

Caída semestral

Esta última oleada de inmigrantes coincide con el balance de inmigración del primer semestre de 2007 realizado por el Ministerio del Interior. El documento concluía con que el números de inmigrantes interceptados se había reducido a 6.036, es decir, menos de la mitad que el año anterior. Del mismo modo Interior destacó el gran número de repatriaciones, que habían pasado de 20.336 en el primer semestre de 2006 a 28.522 en 2007. Estas cifras comprenden las cuatro modalidades recogidas en la ley: retornos, expulsiones, devoluciones y readmisiones.

Durante el primer semestre del 2007 regresaron a sus países de origen 13.504 ciudadanos extranjeros, frente a los 7.068 que lo hicieron durante el mismo periodo de 2006. Por su parte, las expulsiones han aumentado en un 25,24% y las readmisiones en un 20,34%.

Las 35.000 personas que alcanzaron las costas españolas en 2006 supusieron un récord histórico que obligó al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a lanzar una ofensiva diplomática en el oeste África con el objetivo de reducir el masivo flujo migratorio.