VALENCIA | SOCIEDAD

De limpieza en el parque Central

El dueño de la vieja nave de Macosa limpia las instalaciones, donde malviven 150 personas, tras el requerimiento del Ayuntamiento

Las Provincias, J. BATISTA, 27-07-2007

Tras años de protestas vecinales, los propietarios de la vieja fábrica de Macosa, incluida en el planeamiento del parque Central, han decidido limpiar el interior de las naves donde malviven alrededor de 150 personas, rodeadas de montañas de basura. Los trabajos responden a un requerimiento del Ayuntamiento de Valencia, que amenazó con sancionar a la propiedad si no se adecentaba la antigua instalación industrial, situada en la calle San Vicente Mártir y cuya demolición se ha previsto para finales de este mismo año. 15.30 horas de la tarde. Los operarios contratados para la limpieza esperan en el patio de la vieja nave de Macosa la llegada de los encargados de dirigir los trabajos. Varios camiones y un par de palas excavadoras están estacionadas en el interior de las instalaciones.

De los edificios que componen la vieja fábrica empiezan a asomarse cabezas curiosas. Algunas sonríen, otras muestran su enfado por la invasión de su espacio. Varios niños desaliñados se acercan a los trabajadores a mirar desde cerca, mientras se espera la llegada de una patrulla de la Policía Local que se encargará de velar para que no se produzcan incidentes.

Tras las repetidas críticas vecinales por la insalubridad de las naves, el propietario de la fábrica decidió ayer iniciar la limpieza integral de Macosa, convertida en vivienda permanente de 150 personas que malviven rodeados de montañas de basura. Los trabajos responden al requerimiento del Ayuntamiento, que amenazó con sancionar a la propiedad si no se adecentaban las instalaciones del futuro parque Central.

En los trabajos participan una decena de operarios, seis camiones, tres bañeras y otros tantos rígidos, y tres máquinas excavadoras. Fuentes de la empresa subcontratada para limpiar los residuos explicaron que los trabajos se extenderán por toda la instalación industrial y que es seguro que hoy vuelvan a la nave para continuar con la recogida de residuos.

“Todos no somos igual. Se le ha dicho a la gente que no tire la basura aquí porque nos perjudica a todos, pero como no hay autoridad y hay mucha gente nueva, no se puede hacer nada. Mi mujer sigue sacando la basura a los contenedores de la calle. Lo que deberían hacer es poner dos depósitos aquí dentro y agua, para mantenerlo limpio”, explicaba ayer Luis, de 62 años. Tal y como apunta, lleva cerca de cinco años viviendo en la nave, y sobrevive junto a su familia instalado en la portería de la vieja fábrica.

En cuanto las máquinas empiezan a remover la basura, el hedor, ya difícil de soportar, se convierte en nauseabundo. “¿Podremos seguir viviendo?”, pregunta un gitano rumano a uno de los operarios, que le responde que sí, que sólo se va a limpiar y que recojan todos los enseres que quieran conservar. “Ahí hay muchos ratones”, continúa, a modo de aviso. Lo cierto es que los ratones a los que se refiere son ratas descomunales que corretean entre colchones, prendas de ropa, cables y televisores desguazados.

Un grupo de inquilinos se acerca curioso a ver los trabajos. “Vivimos de la chatarra y llevamos mucho tiempo aquí. ¿Podremos vivir?”, preguntan insistentemente. La previsión es que a finales de año se lleve a cabo el derribo de las naves.

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