Mellizo discriminado

El Periodico, ENRIQUE Arias Vega, 23-07-2007

Leo que dos gemelos idénticos brasileños solicitaron plaza en una universidad y uno fue aceptado por ser negro, y el otro, rechazado, por no serlo. Ya ven: paradojas de la llamada discriminación positiva. Entiendo, pues, que los tribunales de Estados Unidos hayan tachado de discriminatorias algunas leyes en ese sentido.
Aquí, de momento, el Constitucional se lo va a pensar con la ley de igualdad, que quiere que las empresas privadas tengan un 40% de féminas en sus consejos de administración. Las mujeres más inteligentes con las que me trato, y a las que más admiro, abominan de ese sistema de cuotas que creen sustituye el mérito por la protección paternalista. Vamos, como si apelásemos a la caridad en vez de a la justicia.
También, ahora que celebramos el 89° cumpleaños del admirable Nelson Mandela, recordemos que no dio la vuelta a la tortilla en Suráfrica, cuando pudo haberlo hecho. Hay que andar, pues, con pies de plomo en la discriminación positiva, porque, para muchos intelectuales negros, “basar el acceso a un trabajo en la raza es otra forma de racismo”.
En 1988, asistí a la reunión del
staff directivo de una empresa de Florida. Ya entonces, su presidente se empeñaba en tener más ejecutivos de color en su firma. “¿Por qué no quieren venir, con las facilidades que les damos?”. La respuesta más sensata la dio el único afroamericano que había en la reunión: “Porque un negro en Florida se siente más raro que un pingüino”.
El infierno, dice el refrán, está empedrado de buenas intenciones. Así que una cosa es estimular el avance social y propiciar la igualdad de todos los ciudadanos y otra muy distinta acabar discriminando hasta a los mellizos.

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