TENERIFE. Salvamento Marítimo pierde la esperanza de encontrar supervivientes del cayuco que naufragó el pasado jueves, a 90 millas de la costa de Tenerife, con más de un centenar de personas. Las labores de búsqueda de los desaparecidos no han arrojado ningún resultado y las cifras de esta tragedia se saldan con más de 50 desaparecidos, tres cadáveres rescatados y 48 supervivientes. Los últimos 12 llegaron ayer al puerto de Los Cristianos a bordo de una patrullera.

Una vez iniciadas las operaciones de rastreo, también comenzaron a conocerse algunas historias relacionadas con la tragedia que aumentan, si cabe, el dolor por lo sucedido. Ayer por la mañana, uno de los rescatados, que estaba siendo atendido por los servicios médicos, manifestó en un perfecto inglés su preocupación por sus cinco hermanos y por ocho amigos que, al parecer, iban en la embarcación siniestrada. Otro de los rescatados también preguntó si se había rescatado a una mujer y a un menor de edad. Los efectivos de la Cruz Roja deducen que «en la embarcación siniestrada viajaban estas personas». No obstante, nada se sabe aún de ellas.

Pese a la desesperanza, los equipos de rescate continúan por aire y por mar la búsqueda de los inmigrantes que naufragaron y no pudieron ser rescatados por Salvamento Marítimo, debido a las inclemencias meteorológicas. La noche del jueves, un helicóptero Helimer dejó en el aeropuerto del Sur de Tenerife los tres cadáveres que pudieron ser rescatados en alta mar, según informaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

Las fuentes consultadas insisten en que el vuelco de la barquilla se produjo por el mal estado de la mar, con olas de hasta tres metros y vientos de 30 nudos. En la búsqueda de los desaparecidos han participado y lo siguen haciendo cuatro unidades de Salvamento Marítimo, un buque francés, un avión y un helicóptero Helimer de Salvamento, una aeronave y un helicóptero del Ejército, así como siete barcos mercantes que se encuentran todavía en la zona.

Venían de Guinea Bissau

La secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, afirmó que las primeras entrevistas con los 48 inmigrantes rescatados del cayuco han permitido averiguar que los ocupantes habían salido de Guinea Bissau y llevaban entre ocho y diez días en el mar. Responsabilizó de la tragedia a «las mafias que trafican con seres humanos» contra las cuales, puntualizó, «el Gobierno combate diariamente con medidas de control de las fronteras y a través de acuerdos de cooperación con los países de origen en la inmigración clandestina».

Por su parte, el presidente canario, Paulino Rivero, culpó al Gobierno central del «drama colosal» y subrayó que no valen «excusas» para eludir su responsabilidad.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró ayer que es importante evitar «por todos los medios» la llegada de inmigrantes en situación irregular, socorrerles y prestarles atención humanitaria cuando llegan y devolverlos a su país de origen. «Eso es lo que hemos hecho estos días ante la última tragedia y es lo que hemos venido haciendo en los últimos tres años», añadió.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, De la Vega apuntó, a su vez, que también hay que cooperar con los países de origen para que las personas que intentan emigrar tengan esperanzas en los mismos y respetar «absolutamente» el derecho internacional en la prevención de la lucha contra la inmigración irregular. COLPISA