El viaje a la esperanza naufraga de nuevo
Más de 80 inmigrantes desaparecen cerca de Tenerife al volcar su cayuco
La Vanguardia, , 20-07-2007Durante el rescate, una fuerte ola azotó el frágil barco, que volcó e hizo caer a todos los inmigrantes al mar; sólo 48 personas pudieron ser salvadas
SILVIA FERNÁNDEZ – LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
.- El viaje a la esperanza, que cada año inician miles de personas desde el continente africano hacia Europa a bordo de viejas y desvencijadas embarcaciones, terminó la madrugada de ayer en una nueva tragedia. Un cayuco con unas 135 personas, según la Cruz Roja, volcó a unas 98 millas náuticas (unos 180 kilómetros) de las costas de Tenerife, en el momento en el que Salvamento Marítimo realizaba el rescate; sólo 48 consiguieron salvarse, mientras que unas 85 desaparecieron en las frías aguas del Atlántico. La embarcación de Salvamento Marítimo Luz de Mar consiguió rescatar a 36 inmigrantes y los transportó a Tenerife en un relativo buen estado de salud. Se prevé que el otro buque de salvamento, el Conde de Gondomar,llegue hoy al mediodía a la isla con doce supervivientes más. Por contra, un helicóptero transportó a Tenerife a otros tres inmigrantes que habían fallecido en el suceso.
Ésta ha sido, sin duda, la mayor tragedia que ha vivido Canarias desde que comenzó el fenómeno de la inmigración irregular. El fuerte oleaje, el intenso viento, la oscuridad de la noche y el nerviosismo de los inmigrantes por subir cuanto antes al remolcador de Salvamento Marítimo fueron los causantes de la tragedia, según informó el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura.
Al parecer, en torno de las 20 horas del miércoles un avión del Ejército del Aire avistó el cayuco a unas 98 millas al sudoeste de Punta Rasca (Tenerife) con unas de 135 personas a bordo. El Servicio Aéreo de Rescate (SAR) dio entonces aviso a Salvamento Marítimo, que envió a dos remolcadores, el Conde de Gondomar y Luz del Mar. Una vez en el lugar, adonde llegaron en torno a las dos de la madrugada, el remolcador Luz del Mar se colocó junto al cayuco para comenzar las labores de rescate, pero una fuerte ola azotó la embarcación, la viró e hizo caer a todos los inmigrantes al agua.
“Se les dijo que se quedaran sentados pero no fue posible; cuando iban a empezar a subirlos a la embarcación, hubo una ola muy fuerte que cogió el cayuco de costado cuando un número de personas se había levantado”, explicó ayer el delegado del Gobierno. Los responsables de Salvamento Marítimo comenzaron a lanzar al mar chalecos salvavidas e incluso se tiraron al agua para tratar de salvar al mayor número de personas. Sin embargo, los esfuerzos fueron en vano.
El fuerte viento de 30 nudos y las olas, de más de tres metros, dificultaron el rescate. Al final, sólo pudieron ser salvadas 48 personas, en buen estado de salud y que fueron trasladadas al Puerto de los Cristianos (Tenerife), donde llegaron a última hora de la tarde de ayer. El estado en el que viajan los inmigrantes en su travesía por el Atlántico – hacinados unos sobre otros, sin apenas comer ni beber y sin moverse- deja sus cuerpos totalmente entumecidos y sin capacidad de reacción. “Cuando llegan a la costa apenas pueden caminar. Es imposible que si caen al mar puedan moverse y defenderse en el agua. Son como pesos muertos”, señalaban ayer fuentes del operativo del rescate. A esta circunstancia hay que sumar que muchos de los inmigrantes apenas saben nadar. Muchos de ellos proceden de zonas del interior de África y, en algunos casos, muchos de ellos ni siquiera han visto nunca el mar. Se desconoce si entre los inmigrantes viajaban mujeres y niños y también el punto del que partieron de la costa africana, aunque todo apunta a que salieran de Senegal o Mauritania.
Tras el rescate se activó todo un dispositivo de búsqueda de los desaparecidos, en el que además de los medios de Salvamento Marítimo y del Servicio Aéreo de Rescate participan siete barcos privados y un portaaviones francés con helicópteros, que se encontraban en la zona en el momento del siniestro. Sin embargo, las posibilidades de encontrar los cuerpos de los desaparecidos son reducidas. La profundidad del mar en el lugar en el que se produjo el naufragio es cercana a los 3.000 metros y con intensas corrientes del norte.
Fuentes cercanas indicaron que la fuerte presión en esta profundidad impedirá que los cuerpos afloren a la superficie. En cualquier caso, la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, manifestó ayer que aunque se están poniendo “todos los medios” para rescatar el mayor número posible de inmigrantes, la temperatura del mar y las condiciones climáticas duras “restan expectativas”.
La tragedia de ayer es la más grave de la inmigración que se ha registrado en Canarias; sin embargo y lamentablemente no es la única. En lo que llevamos de año, 16 inmigrantes han llegado muertos al archipiélago a bordo de pateras y algunos han fallecido poco después de alcanzar su sueño, tras una larga y dura travesía. A estas cifras, hay que sumar la de cientos de inmigrantes que fallecen en naufragios poco después de salir de las costas africanas o ya, en alta mar (véase el infográfico de esta página), y de los que no hay constancia. Seres anónimos que mueren sin ser llorados. En el 2006 llegaron sin vida a Canarias 18 inmigrantes.
Los dos naufragios más graves de esta ruta entre África y España se registraron en aguas de Senegal y de Mauritania, el año pasado, donde murieron 102 y 84 personas respectivamente, aunque nunca se ha llegado a saber con precisión la magnitud de la tragedia, ya que se desconoce la cifra exacta de las personas que emprendieron la travesía a Europa. Y en España, en octubre del 2003, perdieron la vida 37 personas frente a las costas de Rota (Cádiz).
Por otro lado, cabe destacar que en lo que llevamos de año han arribado a Canarias 5.133 inmigrantes, un 56% menos de los que llegaron durante las mismas fechas en el 2006. En el conjunto del 2006 desembarcaron en Canarias 31.859 inmigrantes.
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