Náufragos del hambre

El mar ahoga la ilusión de más de medio centenar de inmigrantes y 36 de los 48 supervivientes fueron recibidos anoche con un amplio despliegue de medios asistenciales, aunque todos bajaron del "Luz de Mar" en buen estado.

El Día, P. F., Arona, 20-07-2007

Los Cristianos volvió a ser, una vez más, escenario de la llegada de los supervivientes de una grave tragedia, una más de las muchas que brinda la inmigración irregular desde que decenas de miles de subsaharianos escogieron la alternativa de los cayucos para llegar a Europa. El desembarco de los que pudieron sobrevivir al naufragio estuvo precedida de una larga espera, aunque no lo suficiente como para asimilar la dureza de los datos que hablaban de la mayor desgracia de estas características que se ha registrado desde que en octubre de 2005 empezaron a arribar cayucos a las costas de Canarias. Cerca de las Islas sólo había ocurrido algo similar en 2003, cuando 13 personas se ahogaron al volcar una patera en aguas de Fuerteventura.

Al igual que en los momentos de mayor intensidad en la llegada de africanos, el puerto se llenó de periodistas que ocuparon sus puestos varias horas antes del atraque del barco y que, a medida que se aproximaban a tierra los inmigrantes, intensificaron sus preparativos y padecieron nervios para poder “entrar en directo”.

Como medida preventiva, los responsables de Cruz Roja duplicaron los recursos materiales y humanos necesarios en estos casos. Y ante la magnitud de la desgracia, activaron a un equipo de apoyo psicológico para los náufragos, cuya intervención finalmente no fue necesaria.

El portavoz de Cruz Roja, Austin Taylor, indicó que ayer estaban disponibles en el muelle sureño hasta 5 ambulancias de dicha ong; a las que hay que añadir otras 2 del Servicio de Urgencias Canario (SUC); mandos y varios grupos del Cuerpo Nacional de Policía, así como diferentes funcionarios de la Guardia Civil. Además, como representantes políticos se dieron cita el delegado del Gobierno, José Segura, y el concejal de Seguridad de Arona, Manuel Reverón. Tal despliegue demuestra la implicación de diferentes administraciones e instituciones con la inmigración irregular y también la importancia que adquieren en los medios de comunicación las desgracias vinculadas a dicho problema.

El remolcador “Luz de Mar” entró en el puerto a las 20:12 horas y más de media hora después empezaron a descender los 36 africanos que venían en su interior. Tenían buen aspecto, todos bajaron por su propio pie. Estaban tranquilos y relajados, al menos aparentemente.

Y de no ser por las informaciones previas, parecía un grupo más de los miles que han desembarcado ya en el Archipiélago. Sólo uno necesitó asistencia médica hospitalaria y el resto durmió anoche en la Comisaría del Sur.

Al subir a la guagua, el penúltimo de la fila miró a la tripulación del “Luz de Mar” y los despidió con un emotivo gesto de su mano. Era el mejor, y acaso único, agradecimiento posible a quienes, de forma anónima y heroica, lucharon por salvarle la vida a él y al resto de sus compañeros en una noche de grandes y racheadas olas, de nerviosismo mortal, de hambre y muerte. Al final, la lucha tuvo su recompensa.

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