El silencio del «sin papeles»
ABC, 20-07-2007Ocurrió el pasado martes, cuando el presidente de la Federación de Personas Sordas de Mongolia, Tsedendorj Purevdoo, se dirigía al Ifema, donde esta semana se celebra el XV Congreso Mundial de este colectivo, que agrupa a más de 70 millones de hombres y mujeres. Algún desaprensivo aprovechó su discapacidad auditiva para birlarle el maletín, con su documentación y 2.000 dólares, el dinero recaudado por su delegación para pagar los gastos del hotel y la manutención.
El hecho en sí no pasaría de amarga anécdota sobre la falta de seguridad en los transportes públicos… Sin embargo, Tsedendorj Purevdoo se encontró con una tremenda odisea de silencio y descoordinación, que, de no ser por «la solidaridad entre las personas sordas», podría haber acabado en tragedia. Porque el delegado mongol en el Congreso de Personas Sordas acudió, con un intérprete del sistema de signos internacional – una suerte de «esperanto» para sordos en apuros, pues cada país tiene su propia lengua de signos (alrededor de 120 en todo el mundo, todas diferentes) – , a la comisaría de Policía más cercana, donde le dijeron que lo único que podían hacer era trasladar la denuncia al Consulado de Mongolia en Madrid.
Allí el problema se tornó más preocupante, pues, por difícil que pueda parecer, nadie entendía a Tsedendorj Purevdoo. Ni en lengua de signos… ¡ni en mogol! Después de muchas trabas, los representantes diplomáticos se excusaron, aduciendo que ellos no podían expedir pasaportes. Sólo podía hacerlo la Embajada en París. Vuelta a empezar. Para nada, porque dicha embajada estaba «cerrada por vacaciones». Así, el delegado de las Personas Sordas de Mongolia es, oficialmente, un inmigrante «sin papeles» que no puede salir del país, en una aventura que se asemeja demasiado a la de Tom Hanks en «La Terminal», sólo que sumando la discapacidad auditiva del señor Purevdoo, que afronta en silencio, y con toda la serenidad posible, su extravagante situación.
«Si esto hubiera sucedido un día normal, el delegado habría estado condenado a vagar por las calles, sin solución y sin esperanza. La suerte es que esta semana Madrid se ha convertido en «Signolandia»», apuntó a este diario José, uno de los responsables del evento celebrado en el Ifema, y quien ha dado carta de denuncia a este caso.
«Esta situación – alertan en la Confederación Nacional de Personas Sordas (CNSE) – debe ser un toque de atención a las autoridades, para que reflexionen sobre la necesidad de poner los medios precisos para que las personas sordas no seamos islotes en mitad de la nada cuando tengamos un problema».
POR JESÚS BASTANTE LIÉBANA
FOTO JAIME GARCÍA
A Tsedendorj Purevdoo no le sirvieron ni el lenguaje de signos ni el idioma mogol para luchar contra su pesadilla de silencio
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