Unos 50 inmigrantes desaparecieron ayer de madrugada al volcar el cayuco en el que trataban de llegar hasta Canarias cuando ya estaban siendo rescatados. Es inicuo que la comunidad internacional contemple insensible esta sangría, fruto de la desesperación de unas muchedumbres que abandonan sus países africanos para huir del hambre y de la falta más absoluta de horizontes. El problema no se reduce, obviamente, a los flujos emigrantes sino que afecta también y sobre todo a la postración estructural, y al parecer irremediable, del África Subsahariana.