La sensación de inseguridad y la crispación aumentan en Ciutat Meridiana

El Mundo, VANESSA GRAELL, 20-07-2007

Desde la pelea de la noche de San Juan, un coche patrulla de los Mossos vigila el barrio A las afueras de Barcelona, frente a las vías del tren y la autopista, Ciutat Meridiana está a punto de estallar.


La crispación invade las calles y los comercios, donde las conversaciones son acaloradas y giran en torno al mismo tema: la inseguridad ciudadana.


La ciudad dormitorio se despertaba ayer con la resaca de la manifestación del martes noche. Una reunión de vecinos en la Plaza Roja, el corazón del barrio, se transformó en una concentración de casi 200 personas para reivindicar un aumento de policías y mayor seguridad en las calles. Un grupo de vecinos intentó cortar la autopista y las vías del tren pero los Mossos d’Esquadra lo impidieron.


Edu, un joven de 20 años que trabaja en la Plaza Roja, cuenta cómo vio «volar piedras» contra los Mossos y un coche de la Guardia Urbana. El enfrentamiento se saldó con algunos heridos y dos detenidos que ya han sido puestos en libertad.


En los últimos días se han producido una serie de episodios violentos que empezaron la noche de San Juan. Un grupo de latinoamericanos quería celebrar la verbena en un bar, pero se le negó la entrada por ser una fiesta privada. «Después aparecieron con katanas y pistolas. A uno lo apuñalaron, a otro le rajaron la cara y a otro lo tiraron por un muro», cuenta un vecino. San Juan se cerró con cinco detenidos y varios heridos. Entonces, 400 vecinos cortaron los accesos a Barcelona provocando retenciones de siete kilómetros para pedir más policía. El distrito de Nou Barris aplicó un plan de choque: aumentó el número de agentes y una patrulla de los Mossos vigila el barrio las 24 horas. Pero no fue suficiente.


El jueves 12 de julio, Loli Arenas, propietaria de la Joyería Ciutat Meridiana, vivió uno de los momentos más «terroríficos» de su vida, explica. Dos individuos de origen latino asaltaron su tienda a punta de pistola. Loli estuvo atada durante 20 minutos en los que la insultaron y la amenazaron. Ayer, dos mossos intentaban apaciguar los ánimos de los vecinos reunidos en la joyería, improvisado punto de encuentro para dar ánimos a Loli y manifestar su preocupación por la seguridad. «Somos muy conscientes de que la violencia no es la solución», acepta Mari. «Pero la gente se tira a la calle, es la única arma que tenemos. Estamos indignados y el ambiente está muy enrarecido», añade Loli. Los presentes asienten.


Un agente pide «tiempo y paciencia». Ahora, los vecinos estallan en airados comentarios. Los ánimos están muy calientes, quieren «medidas inmediatas».«Nos sentimos discriminados en nuestro país. Que dejen de poner la palabra racismo en nuestra boca», exclama una indignada Loli.


La convivencia no está siendo fácil en este barrio que ha recibido una inmigración masiva y, en ocasiones, ilegal. Casi el 30% de sus 12.000 habitantes tiene nacionalidad extranjera. En la Plaza Roja, el Store Meridiana anuncia: «Productos españoles, asiáticos, latinos y africanos». Todas las nacionalidades y colores están representados en las calles de Ciutat Meridiana.«Éste era un lugar tranquilo. En los 80, la heroína trajo algunos problemas pero en la última década la imagen de marginalidad se había diluido», cuenta Laura Jiménez, que nació en el barrio.


Hace seis años que abandonó el distrito: «Cada vez que vuelvo, alucino; esto ha cambiado mucho», afirma.


A pesar de la inyección económica del Pla de Barris, que traerá 18 millones de euros a Ciutat Meridiana y Torre Baró, costará reparar la fractura social. «Tenemos muchas subvenciones pero también un problema real. Y esto no se arregla desde los despachos sino bajando a pie de calle», demanda Loli.


Según los Mossos, las cifras demuestran que el barrio de Ciutat Meridiana es el cuarto de Barcelona en el que se producen menos delitos. En el distrito de Nou Barris, al que pertenece Ciutat Meridiana, los robos con violencia e intimidación en el primer semestre de 2007 se redujeron un 19% respecto al año anterior, y los hurtos han bajado un 13%.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)