Cinco meses después de ser apresados y devueltos a Mauritania, los 23 pasajeros del Marine I que todavía permanecían en el centro de acogida de Nuadibú conocen por fin su destino. Sólo uno de ellos tiene posibilidades de obtener asilo político en España. Así lo anunció ayer la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, en una rueda de prensa en la que explicó la suerte que correrán el resto de los ocupantes del barco.

Rumí afirmó que, desde el primer momento, el objetivo principal fue la «repatriación» de los 369 asiáticos que viajaban en el barco – que el pasado 4 de febrero fue detenido a pocas millas de las costas canarias – y detalló que 346 de los inmigrantes decidieron regresar a su país de origen (principalmente Pakistán) después de comprobar que no podrían llegar a Canarias.

A los 23 restantes, que se negaron a volver o que no fueron aceptados por sus países de origen, se les estableció entonces en un hangar del puerto mauritano a la espera de que algún Estado se hiciera cargo de su situación. Durante este tiempo, las ONG han denunciado tanto el limbo legal en el que se encontraban – ya que ningún país aceptaba acogerles – como la mala situación física y psicológica que han soportado.

Rumí anunció que, en los últimos días, se han resuelto sus casos y que 13 de ellos ya han sido devueltos a Pakistán, después de el Gobierno español les haya denegado el asilo político. De los 10 restantes, Portugal acogerá a cuatro, que ya han sido trasladados al país vecino. Los otros seis permanecen en Melilla, donde han llegado en las últimas horas. Cinco de ellos serán acogidos en un centro de estancia temporal español, aunque sin posibilidad de entrar legalmente en nuestro país.