Entre los inmigrantes que naufragaron la pasada madrugada a menos de 200 kilómetros al sur de Tenerife “había una familia entera de seis hermanos”, de los que “sólo uno ha sobrevivido”. Lo confirmó anoche Austin Taylor, coordinador del equipo de respuesta inmediata en emergencias de la Cruz Roja en Canarias. Taylor añadió que los inmigrantes, entre los 20 y 30 años, aseguraron proceder de Liberia y Ghana, que hablaban “en un inglés perfecto” y que fueron atendidos de algunos golpes, aunque presentaban “muy buen estado de salud”.

Las relucientes caras de los primeros 36 supervivientes desembarcados anoche en el puerto de Los Cristianos y sus ropas limpias contrastaban con los rostros totalmente agotados, con pronunciadas ojeras, de la tripulación de Salvamento Marítimo y sus monos naranjas sucios y sudados. La única alegre a bordo era Selva, la inquieta perra que acompaña a la tripulación en sus misiones.

Acabada la operación de desembarco y atención médica, los náufragos accedieron por su propio pie a un autobús que los trasladó a la comisaría de Playa de Las Américas, donde se les interrogará antes de ponerlos a disposición de los juzgados de Arona, donde les comunicarán su internamiento en un centro durante un máximo de 40 días. El penúltimo joven en subir al vehículo alzó la mirada y saludó efusivamente a la tripulación del buque Luz de Mar de Salvamento, dándole las gracias.

El joven que preguntaba por sus cinco hermanos desconocía anoche si alguno de ellos estaba entre los 12 que desembarcarán hoy en Los Cristianos – rescatados por otro buque de Salvamento Marítimo – , entre los tres fallecidos cuyos cuerpos ya han sido llevados a tierra o entre el medio centenar de desaparecidos. Taylor confirmó que entre los inmigrantes también viajaban mujeres. Sólo uno de los rescatados necesitó asistencia médica por una fractura o fisura en el costado derecho.

“Apenas han hablado; sufren un trauma psicológico tremendo, no sólo por la travesía en sí, sino por la experiencia de ver morir a familiares y conocidos sin poder hacer nada para evitarlo; ahora sus sueños se han roto”, contó el portavoz de Cruz Roja.

El delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, explicó que los náufragos, según sus propios testimonios, zarparon de la capital de Guinea Bissau “a más de 1.500 kilómetros de distancia en línea recta” de Canarias, y que llevaban 10 días navegando “en unas condiciones infrahumanas”, propulsados por un motor renqueante “que se había parado en varias ocasiones”.

Se trata del primer testimonio documentado de una embarcación que ha partido más al sur de Senegal. El cayuco “hacía aguas”, estaba semihundido, aunque navegaba por sus propios medios. “Si no hubieran estado allí los buques españoles, habrían fallecido todos”, sentenció el delegado, “como otros muchos de los que jamás hemos tenido noticias”.

José Segura confirmó que el operativo de rescate seguiría trabajando “toda la noche”, aunque “con escasas posibilidades de éxito”, ya que el límite de resistencia fijado para un náufrago antes de caer en hipotermia es de unas 12 horas. El delegado del Gobierno explicó que los inmigrantes “se hunden como un trozo de plomo” cuando los cayucos vuelcan en alta mar, porque sus músculos están agarrotados de tantos días quietos en la misma posición y por el peso de sus ropas de abrigo, que llevan superpuestas para aguantar el frío durante la travesía.

Segura también confirmó que tripulantes de Salvamento se lanzaron al mar sujetados por cabos, a pesar del peligro para sus vidas, para rescatar a los subsaharianos, y destacó la valentía y eficacia de la tripulación, en un mar con olas de cinco metros cada cinco segundos.

Los 48 supervivientes han sido llevados al puerto de Los Cristianos en dos buques: los primeros 36 llegaron anoche, y el resto lo hará mañana. Un helicóptero de Helimer Canarias aterrizó también a última hora con tres cadáveres, rescatados del mar, en el aeropuerto Reina Sofía Tenerife Sur.