Human Rights Watch reporta 1.6 millones de niños afectados por deportaciones de padres que cometieron delitos incluso leves.

Human Rights Watch (HRW) denunció ayer que la política migratoria de Estados Unidos ha producido una grave división familiar en ese país a través de la deportación obligatoria de inmigrantes sentenciados por un crimen, incluso un delito menor. Esta disposición, indica, ha separado a 1.6 millones de niños de sus padres.

Según HRW, las autoridades han deportado a 672,593 inmigrantes debido a sentencias penales desde 1997 tras la aprobación en el Congreso de una legislación que convierte la deportación en un castigo obligatorio para una larga lista de crímenes, incluso delitos menores cometidos años antes de la vigencia de la ley.

Las separaciones además han afectado a las familias de los deportados, que han temido que vender casas, han perdido sus empleos y negocios o han sufrido penurias económicas.

El impacto de las deportaciones en esas familias ha sido devastador, según Allison Parker, de Human Rights Watch. Las leyes no solo son crueles en su rigidez, sino también insensatas, agregó la también autora del informe.

¿Cómo se explica a una niña que su padre fue enviado a miles de kilómetros de ella y que nunca podrá volver solo por haber falsificado un cheque?, preguntó.

Pero el Gobierno estadounidense considera que las estadísticas no explican la totalidad de la situación, según la vocera de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE), Kelly Nantel, un delito no violento como el narcotráfico puede contribuir a la violencia en la sociedad.

El congresista Lamar Smith, el republicano de mayor rango de la Comisión Judicial de la Cámara, dijo que los inmigrantes que violen la ley pierden su derecho a residir en Estados Unidos.

El director de investigación del Centro de Estudios de Inmigración, Steve Camorata, dijo a su vez que los familiares pueden abandonar el país con los deportados.

Añadió: Los niños sufren las consecuencias de las malas decisiones adoptadas por los padres.