Piden licencia para matar en la frontera
El Universal, , 18-07-2007WASHINGTON. Mientras el senador republicano Tom Coburn se preguntaba sobre la posibilidad de que los agentes fronterizos estadounidenses tengan derecho a disparar a matar cuando lo consideren necesario, el jefe de la Patrulla Fronteriza, David Aguilar, informó que en los últimos 30 meses sus hombres usaron sus armas en 116 ocasiones y mataron a 13 asaltantes.
Pero el intercambio entre Coburn y Aguilar, en el marco de una audiencia senatorial para abordar el caso de los ex agentes de la Patrulla Fronteriza José Compeán e Ignacio Ramos, obligó al legislador a demandar que no se tergiversen mis palabras, luego de que Aguilar indicara que no creo que los estadounidenses quieran tener agentes de policía que hagan ejecuciones sumarias.
Coburn precisó que lo que quiso subrayar era la conveniencia de autorizar a los agentes a disparar cuando un extranjero que trata de entrar ilegalmente con drogas no se detiene cuando se le ordena.
Tanto Coburn como otros legisladores consideraron exageradas las sentencias contra Compean y Ramos por haber disparado y herido por la espalda a un indocumentado que luego resultó ser un traficante de drogas que huía de ellos.
Para sus defensores, Compeán y Ramos son héroes que cumplieron su deber al disparar contra un narcotraficante que cruzó ilegalmente la frontera. Pero para sus acusadores, lo que hicieron fue disparar contra un hombre desarmado y trataron de esconder el hecho.
Compeán y Ramos cumplen ahora penas de 12 y 11 años de cárcel respectivamente, por el incidente ocurrido en febrero de 2005, cuando interceptaron una camioneta con indocumentados e hirieron a Osvaldo Aldrete Ávila, quien logró huir a México, donde lo esperaba un vehículo. Pero ninguno de los agentes reportó el incidente, como marca el reglamento, y sus superiores se enteraron sólo por el informe de un tercero.
Un caso exagerado
Según Dianne Feinstein, senadora demócrata por California, y otros legisladores, las acusaciones y sentencia contra los ex agentes no son otra cosa que un caso de exageración por parte de fiscal y juez.
Feinstein presidió ayer una audiencia sobre el tema en el Comité Judicial del Senado, en la que los diputados Duncan Hunter y Dana Rohrabacher acusaron al fiscal del caso, Johnny Sutton, de haber dado manos libres a Aldrete Ávila que tuvo incluso inmunidad para declarar en el juicio contra Compeán y Ramos y de ensañarse contra los exagentes.
Pero Sutton insistió ayer ante el Congreso que los exagentes no son héroes sino que cruzaron una línea cuando dispararon contra Aldrete y luego se abstuvieron de reportar el hecho. Deliberadamente dispararon contra un hombre desarmado por la espalda y sin justificación, destruyeron evidencia para encubrirlo y luego mintieron sobre el tema. Son crímenes graves, precisó.
Sutton, al que sus críticos bautizaron como Johnny Satán, fue encargado de investigar el hecho y en ese marco uno de sus asistentes localizó a Aldrete y le ofreció inmunidad a cambio de declarar en un juicio contra los agentes. Según Rohrabacher, el fiscal optó por perseguir a los buenos y dio protección al malo.
WASHINGTON. Mientras el senador republicano Tom Coburn se preguntaba sobre la posibilidad de que los agentes fronterizos estadounidenses tengan derecho a disparar a matar cuando lo consideren necesario, el jefe de la Patrulla Fronteriza, David Aguilar, informó que en los últimos 30 meses sus hombres usaron sus armas en 116 ocasiones y mataron a 13 asaltantes.
Pero el intercambio entre Coburn y Aguilar, en el marco de una audiencia senatorial para abordar el caso de los ex agentes de la Patrulla Fronteriza José Compeán e Ignacio Ramos, obligó al legislador a demandar que no se tergiversen mis palabras, luego de que Aguilar indicara que no creo que los estadounidenses quieran tener agentes de policía que hagan ejecuciones sumarias.
Coburn precisó que lo que quiso subrayar era la conveniencia de autorizar a los agentes a disparar cuando un extranjero que trata de entrar ilegalmente con drogas no se detiene cuando se le ordena.
Tanto Coburn como otros legisladores consideraron exageradas las sentencias contra Compean y Ramos por haber disparado y herido por la espalda a un indocumentado que luego resultó ser un traficante de drogas que huía de ellos.
Para sus defensores, Compeán y Ramos son héroes que cumplieron su deber al disparar contra un narcotraficante que cruzó ilegalmente la frontera. Pero para sus acusadores, lo que hicieron fue disparar contra un hombre desarmado y trataron de esconder el hecho.
Compeán y Ramos cumplen ahora penas de 12 y 11 años de cárcel respectivamente, por el incidente ocurrido en febrero de 2005, cuando interceptaron una camioneta con indocumentados e hirieron a Osvaldo Aldrete Ávila, quien logró huir a México, donde lo esperaba un vehículo. Pero ninguno de los agentes reportó el incidente, como marca el reglamento, y sus superiores se enteraron sólo por el informe de un tercero.
Un caso exagerado
Según Dianne Feinstein, senadora demócrata por California, y otros legisladores, las acusaciones y sentencia contra los ex agentes no son otra cosa que un caso de exageración por parte de fiscal y juez.
Feinstein presidió ayer una audiencia sobre el tema en el Comité Judicial del Senado, en la que los diputados Duncan Hunter y Dana Rohrabacher acusaron al fiscal del caso, Johnny Sutton, de haber dado manos libres a Aldrete Ávila que tuvo incluso inmunidad para declarar en el juicio contra Compeán y Ramos y de ensañarse contra los exagentes.
Pero Sutton insistió ayer ante el Congreso que los exagentes no son héroes sino que cruzaron una línea cuando dispararon contra Aldrete y luego se abstuvieron de reportar el hecho. Deliberadamente dispararon contra un hombre desarmado por la espalda y sin justificación, destruyeron evidencia para encubrirlo y luego mintieron sobre el tema. Son crímenes graves, precisó.
Sutton, al que sus críticos bautizaron como Johnny Satán, fue encargado de investigar el hecho y en ese marco uno de sus asistentes localizó a Aldrete y le ofreció inmunidad a cambio de declarar en un juicio contra los agentes. Según Rohrabacher, el fiscal optó por perseguir a los buenos y dio protección al malo.
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