Condenado en Francia por tráfico de drogas, se expone a sufrir el peso de una ley contra la reincidencia redactada por la propia titular de Justicia Que la ministra de Justicia francesa tenga un hermano delincuente forma parte de la ley de probabilidades. No por prejuicios raciales ni sociales. Más bien porque las dimensiones bíblicas de la familia de Rachida Dati – 12 criaturas en total – predispone estadísticamente la eventualidad de una oveja descarriada.

Hablamos de Jamal Dati, traficante de drogas y protagonista, ayer, de una vista judicial en los tribunales de Nancy, en el este de Francia. Ya había sido condenado a seis meses de prisión por mercadeo clandestino de estupefacientes, aunque la fiscalía local recurrió la sentencia en la medida en que consideraba la misma «insuficiente e indulgente».

Los adjetivos retumban ahora de manera inoportuna en la actualidad francesa a costa de la reputación de Rachida, ministra prodigio de 41 años, interlocutora de Sarkozy en el frente magrebí y promotora de una ley en materia de reincidencias que va a complicarle las cosas a su propio hermano.

En efecto, madame Dati, soltera y sin compromiso, quiere castigar con mayor dureza a los delincuentes que perseveran en la mala letra. Pongamos por caso al propio Jamal, cuyo historial delictivo ya contiene una condena de tres años en 2001. Los cargos – tráfico de drogas – fueron los mismos que se le imputaron en el proceso de 2006. Razón suficiente para que se le considere un «reincidente» y para que se le venga encima un «castigo bastante aparatoso», según revelaba al diario Le Parisien un magistrado de Nancy que conoce de cerca el fraternal caso.

La situación doméstica se presenta embarazosa. Y no sólo por cuanto pueda resentirse el buen nombre de Rachida. También porque los hermanos Dati son ahora los protagonistas irreconciliables de una paradoja familiar: la ministra de 41 años castiga indirectamente al mozo de 35. ¿Excusas? ¿Atenuantes? ¿Circunstancias? Un portavoz cariacontecido del Ministerio de Justicia ha explicado que Jamal y Rachida llevan mucho tiempo sin relacionarse. También se precisa que no va a haber lugar para los privilegios ni para las excepciones.«No espero que se me juzgue por mi apellido, sino que se haga justicia. Cada uno tiene su vida. Mi hermana ha llegado muy lejos porque ha trabajado y porque es muy inteligente», subrayaba con distancia Jamal.

El problema es que su caso no representa el único escollo que concierne a los Dati. A otro miembro de la prole argelino – marroquí, Omar, también se le relaciona con el tráfico ilícito de cannabis. Aún no ha sido procesado, pero se le investiga y podría reunirse en breve con su hermano Jamal, de acuerdo con las primeras impresiones judiciales.

Nada que ver con el perfil heroico de Rachida, que empezó a trabajar a los 14 años sin descuidar los estudios. Fue dependienta de cosméticos y juez prodigio, y se empleó en un supermercado sin perder de vista la crianza de sus hermanitos. Es el símbolo de la integración y de la constancia. También el ejemplo que el presidente Nicolas Sarkozy utiliza para ahuyentar a quienes le reprochan sus devaneos entre la xenofobia y el patriotismo exacerbado.

No va a resultarle sencillo explicar a los muchachos de las periferias la entrada en vigor de una nueva ley que no hace distinciones penales entre los mayores de 18 años y los menores reincidentes. De momento, maneja a su favor la determinación y su reputación de pionera: nunca antes alguien de origen magrebí había sobrellevado en Francia la responsabilidad de un ministerio tan importante como el de Justicia.

APOYO#LO DICHO Y HECHO«No espero que se me juzgue por mi apellido, sino que se haga justicia»1972: Nace en Saint – Rémy (Borgoña), como sus 11 hermanos, hijo de un obrero marroquí y de una ama de casa analfabeta argelina. 2001: Primera sentencia por tráfico de estupefacientes: tres años en prisión. 2003: Su hermana Rachida entra en el gabinete de Nicolas Sarkozy. 2006: Condenado a seis meses por otro caso de tráfico de drogas. 2007: Rachida trabaja como portavoz de Sarkozy y es nombrada ministra de Justicia.