Las mafias documentales han extendido su negocio en Colombia y ya ni se molestan en esconderse. Incluso convocan grandes reuniones en hoteles para convencer a los potenciales emigrantes. Los ciudadanos que suelen acudir a estos encuentros pertenecen a zonas rurales y, en muchas ocasiones, se encuentran desplazados a causa de la violencia y tienen motivos reales para hacer la solicitud de asilo político.

Los grupos mafiosos les engañan haciéndose pasar por miembros del Acnur u otras organizaciones humanitarias. «Muchas de ellas son personas que tienen riesgos fundados, pero por proceder del campo, desconocen el sistema y se ponen en manos de esos falsificadores», comentó Marie – Helene Verney de la oficina de Información pública de Acnur en Colombia.

La mayoría de los fraudes tiene lugar en el Valle del Cauca, al suroeste del país. Allí, uno de los falsificadores presentaba a las víctimas fotos de casas con pintadas de amenazas y hasta elaboraba un libro entero con el fin de que pudiesen demostrar que existía riesgo para sus vidas.

En algunos casos, la estafa ha ido más allá, ya que las mafias les incitaban a vender sus propiedades porque, en caso contrario, no podían acreditar las amenazas. A continuación, una red de personas se dedicaba a comprar las viviendas a precio de ganga.

Según Diana Cano, experta de la Fundación Esperanza, que lucha contra el tráfico de inmigrantes, en este último caso, los ciudadanos no estaban realmente amenazados, pero creían que era la mejor oferta para salir al exterior, ya que les prometían una casa, estudios para sus hijos y un subsidio estatal en el país de destino.«La gente estafada se quedó perpleja cuando conocieron qué era exactamente el asilo porque no tenían claro qué quería decir. En la mayoría de los casos era gente que buscaba formas de emigrar y les decían que ésa era la mejor manera de hacerlo», añade Cano.