En su primer viaje oficial a México desde el comienzo del mandato de Felipe Calderón, el presidente Rodríguez Zapatero ha destacado ante un grupo de emigrantes la importancia del Estatuto de Ciudadanía en el Exterior que permitirá acceder a la nacionalidad española a sus hijos y nietos. El todavía proyecto de reforma del Código Civil modificará los artículos que exigen que el padre o madre hayan sido españoles y, además, nacidos en España; al igual que permitirá optar a la nacionalidad de origen a los hijos de madre española que hubieran tenido que adoptar la del padre. Un cambio legal que abrirá las puertas del reencuentro con la tierra de sus abuelos a cientos de miles de descendientes de emigrantes españoles, y que reconfortará sin duda a todos aquellos que se vieron en la necesidad de salir de España.

La fecha en la que el presidente español sacó a colación el proyecto de reforma pendiente la conmemoración del 30 aniversario del reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos Estados tras el paréntesis del franquismo y el marco en el que se producía un homenaje a los emigrantes y exiliados españoles confirieron a las palabras de Rodríguez Zapatero un contenido de justicia histórica que en ningún caso puede limitarse al reconocimiento de quienes se ausentaron de nuestro país en torno a la Guerra Civil. En cualquier caso, conviene advertir que el amplio alcance de la reforma podría generar consecuencias inesperadas e incluso fraudulentas en aquellos países en los que no existan controles estrictos sobre la documentación exigible para la concesión o no de la nacionalidad española y, por tanto, la entrada o no en la UE.