La Otra Orilla. Los nuevos africanos

Canarias 7, Manuel Mederos, 17-07-2007

Ntombenhle Khathawane, de 29 años, surafricana: « Nuestros padres fueron a la escuela, aprendieron en sus lenguas africanas ; estudiaron pero sólo han podido ser empleados de las empresas occidentales; nosotros, ahora, estamos preparados para liderar esas empresas». Fatou Gueye, de 30, senegalesa: «Amo mucho a mi país, creo en sus potencialidades. La juventud africana actual no tiene paciencia para estar 10 años estudiando; ven a uno que ha emigrado y a los cuatro años aparece con dinero, coche y construye una casa y no quieren seguir estudiando, pero desconocen lo mal que se pasa en Europa; nadie se los dice; yo estuve en Francia un año y sé que hay que trabajar muy duro. Los gobernantes deben invertir en enseñanzas superiores y en facilitar que la nueva generación de jóvenes titulados africanos consiga un puesto de trabajo acorde a su preparación". Yaye Helene Ndiaye , senegalesa residente en Nuevo York: «Viajé a los 15 años a París, a los 25 marché a Nueva York; la educación fue lo más importante que me inculcó mi familia y es lo único que le podré legar a mis hijos si quiero que tengan un buen futuro». Adel El Yazidi, biólogo marroquí: «Hay también muchos licenciados que se suben a la patera. La gran mayoría de los que se suben a las barcas son menores de 15 años, que han abandonado los estudios, mujeres o mayores de 30 años, que han perdido o no encuentran trabajo. Una empresa de cultivos agrícolas permitirá mantener viva la industria pesquera de Tarfaya, Dajla y Agadir y daría trabajo a cientos de mujeres y jóvenes". Asmaa Skareb, marroquí de 24 años, doctora en tecnologías de la información: «Lo primero que deberían hacer quienes dicen que quieren ayudarnos es conocer África». Tamsir Mbale, geógrafo senegalés de 30 años: «Todo lo que encuentras en Europa es trabajar con tus manos, no con tu mente; un intelectual africano no puede emigrar, prefiero ser libre y contribuir al progreso de mi país». Tamsir Mbale, geógrafo senegalés de 30 años: «Perder la esperanza en África es condenarla a que desaparezca». Son los nuevos africanos.

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