Lanuza (Huesca) / Festival
Un torrente de 'world music'
El Mundo, , 17-07-2007Asian Dub Foundation y DJ Cheb i Sabbah elevan el listón de una cita que recupera los sonidos ‘criados’ a orillas de grandes ríos No podía responder a mejor frase hecha el eslogan elegido este año por el festival Pirineos Sur para reunir durante tres semanas una nueva escena ‘world music’. Porque su ‘leit motiv’ son los grandes ríos del mundo, como lenguajes sin fronteras..
Río Grande, el Nilo, el Tigris y Río de la Plata… Muchas son las corrientes fluviales que se navegan en esta edición del festival, que el pasado jueves soltó amarras en Senegal, demostrando que el París – Dakar de la música étnica puede acabar muy bien en el Valle del Tena oscense, con grupos festivos como los de Doudou N’Diaye Rose, Omar Pene y Da Ara J. Incluso Vivian N’Dour estaba en programa para la ocasión y, al final, problemas de visado impidieron su concurso. Aun así, dieron las tres de la mañana y todavía había ritmos cruzados de percusión en el flamante escenario flotante de Lanuza, justo en el ancho del embalse al que mira su iglesia.
Un espejo pirenaico en el que terminarán desembocando todos los ríos que suenan en la world music, preludio de la Expo de Zaragoza (uno de los patrocinadores con los que cuenta Pirineos Sur), que el año que viene celebrará la fiesta del agua como fermento cultural.
Desde que El País publicó la semana pasada que Antonio Carlos Jobim venía a La Mar de Músicas cartagenera, cualquier cosa puede suceder en nuestros festivales veraniegos… Hasta que el Cuarteto Balanescu, de Rumanía, resucite a la cantante María Tanase, como Jobim, muerta ya y bien muerta… Si Carlinhos Brown logró, años atrás, que la lluvia cesara durante su concierto en Pirineos Sur, invocando a Yemayá desde el escenario, el pasado viernes fue María Tanese la invocada por parte del cuarteto capitaneado por el violinista Alexander Balanescu.
Y la melodía de dramatismo transilvano se hizo carne, recordando que Edith Piaf hubo más de una, a tenor de cómo María Tanase entonaba Turning Witeels y Mountain call, títulos de traducción anglófona que el Balanescu Quartet deshilvanó con vocación de cámara, junto a distintas arias e interludios. Y, desde luego, la pieza Wine so good. No en vano, María Tanase acabó sus días víctima del amor a la botella.
Llegado el festival a Europa, a través del Danubio, no podía faltar la fanfarria zíngara, y vino con la Orquesta Kocani en acción. La big band macedonia de metales tomó carrerilla con piezas estándar, se creció y enseguida montó un pasacalles, oscilando entre los vientos de boda balcánicos defendidos por Kusturica en sus películas y la salmodia sijk que está en la base de todo son gitano. Zennube, Usti Usti Baba y Bajram Sekeri fueron algunas de sus interpretaciones, con protagonismo de la tuba barítono y las trompetas, hasta que, a los bises, la banda decidió pasearse entre el público, vendiendo CD a medida que tocaba.
La tabla paquistaní del DJ Cheb i Sabbah, aderezada con percusiones magrebíes, fue la encargada de descorchar la noche en Lanuza, como preludio a la actuación estelar de Asian Dub Foundation, el primer plato verdaderamente fuerte del festival. Y, a base de proyecciones psicodélicas para su sonido drum’n’bass, más un sonido potente, logró Cheb i Sabbah predisponer al auditorio frente a lo que se le venía encima: una concurrencia cifrada en 4.000 personas, capaz de vibrar de principio a fin con el hip hop comprometido de Asian Dub Foundation.
Sólo al final de su actuación, sus raperos levantaron el pie del acelerador ligeramente para recordarnos sus orígenes bajo el sonido de la tabla y el dhol. No hay Ganges sagrado como el Támesis de los estudios electrónicos a la hora de explicar por qué la Fundación Asiática del dub hace y deshace lo que le dicta su santa gana en el género musical del alboroto. Su actuación marcó uno de los puntos culminantes de este heterogéneo festival.
(Puede haber caducado)