Ministra de Justicia, hermana de «camellos»

ABC, 15-07-2007

Dos meses en el cargo y Rachida Dati paga ya su origen humilde y magrebí. Víctima del racismo y de los problemas de dos hermanos con la droga, es el símbolo de la integración de Sarkozy

REUTERS

La ministra francesa de Justicia, Rachida Dati, ayer en el desfile

POR J. P. QUIÑONERO

PARÍS. Rachida Dati (1965), ministra de Justicia, hija de un padre albañil, marroquí, y una madre argelina, inmigrantes pobres, organizó ayer una gran recepción oficial, con presencia de ministros e hijos de inmigrantes de muy diversas nacionalidades, europeas y mediterráneas, con el fin de afirmar la apertura política, religiosa y cultural del presidente Sarkozy. Paradójicamente, dos de sus hermanos, Jamal y Omar, tienen graves problemas judiciales y son reincidentes en el tráfico de estupefacientes.

Jamal Dati (1972) fue condenado en 2001 a tres años de cárcel (18 meses firmes) por tráfico de heroína. El pasado febrero volvió a ser condenado a seis meses, con remisión de pena. Esta segunda sentencia vuelve a verse, en apelación, este martes.

Otro hermano, Omar Dati (1973), está bajo control judicial desde 2005, y su caso debe pasar ante los tribunales, dentro de unos meses, acusado, igualmente, de reincidencia en el tráfico de estupefacientes. Pese a ello, Sarkozy no dudó en nombrar a Dati ministra de Justicia.

Rachida tiene siete hermanas y cuatro hermanos, crecidos todos en las afueras de un suburbio de inmigrantes pobres, en Chalon – sur – Saône, cerca de Lyon, en el corazón de Francia. Fue educada en un colegio católico. Estudió comercio mientras desempeñaba pequeños trabajos (venta a domicilio, enfermera, contable) para pagar sus estudios y ayudar a sus padres, y toda su brillantísima carrera, como magistrada, primero, en el Banco Europeo de Inversiones (con Jacques Attali) y en grandes empresas de aeronáutica y petróleo, la realizó a pulso, venciendo sola muchos obstáculos.

Sarkozy la integró hace cinco años en sus sucesivos equipos ministeriales, y fue su portavoz oficial durante la campaña presidencial. A la hora de formar su primer gobierno, Rachida Dati fue elegida ministra de Justicia para enviar un mensaje político capital: la integración y triunfo de los inmigrantes pobres, capaces de llegar hasta las cumbres del poder.

Nombramiento discutido

Sin embargo, el nombramiento ha suscitado reservas, a la izquierda, a la derecha, entre altos funcionarios. Su gran recepción, ayer, en la plaza Vendome, sede del Ministerio de Justicia, fue la encrucijada de enfrentamientos incendiarios.

Sarkozy salió al paso para confirmar su apoyo a la ministra, víctima de sórdidos ataques racistas: «Rachida tiene toda mi confianza. Está obligada a triunfar. Su obra va más allá de ella misma. Rachida es el símbolo de la integración republicana, en la Francia diversa de nuestro tiempo».

Pero a nadie se le oculta que las revelaciones sobre los antecedentes penales y problemas judiciales de dos de sus hermanos se inscriben en un frente de hostilidad racial apenas encubierta. A la extrema derecha se ironiza sobre su fe «musulmana» (una mentira envenenada). Entre los altos funcionarios se han sucedido varias dimisiones. Dos organizaciones humanitarias, tradicionalmente de izquierdas, han salido en apoyo de Rachida Dati. SOS Racismo denuncia el racismo hipócrita. La Liga internacional contra el racismo y el antisemitismo afirma que «la ministra de origen magrebí es víctima de una campaña calumniosa».

Los portavoces de la ministra se limitan a subrayar que conocía perfectamente los antecedentes y situación judicial de sus hermanos: «La Justicia seguirá libremente su curso».

El apoyo más caluroso que ha recibido es el de Cecilia Sarkozy: «Rachida es para mí mucho más que una amiga. Es como una hermana. Y no la abandonaré nunca. Lo conozco todo sobre ella: pertenece a la raza de las grandes señoras».

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