Castellón

Retos para Font de Mora

Las Provincias, JAVIER ARNAL, 15-07-2007

Ha sido un acierto de Camps mantener a Font de Mora al frente de la Conselleria de Educación. No es menos cierto que podía haber desempeñado con solvencia otros cometidos, como Cultura, porque se trata de una persona con mucha experiencia política, versátil y polivalente, un auténtico comodín. Para confeccionar un equipo –de gobierno, o de fútbol–, es un valor indudable por su flexibilidad.


De su etapa como portavoz del PP queda el recuerdo de su brillante oratoria, sus intervenciones sólidamente argumentadas e incluso ingeniosas. La primera condición para quien habla en público es que capte la atención de los oyentes, que deleite, y que aporte ideas de interés. Font de Mora sigue mostrando excelentes condiciones oratorias y hace gala de un sentido común que tranquiliza ante las siempre aguas revueltas de la enseñanza en todos sus niveles.


En el programa de Canal 9
Bon dia, Comunitat Valenciana
, el pasado miércoles, Font de Mora mantuvo su estilo. Estuvo acertado al abordar la Formación Profesional y cómo se ha diseñado el esquema de la Conselleria al incluir esa área dentro de una dirección general que abarca también la innovación y calidad en la educación. Hay mucho que hacer por la Formación Profesional todavía, para que responda continuamente a las exigencias de la innovación empresarial y los nuevos retos laborales, en constante evolución. Se requiere agilidad en la Conselleria para captar esas nuevas necesidades y para poner en práctica las titulaciones o los contenidos que cubran esas necesidades. Es una demanda reiteradamente recordada por las diversas organizaciones empresariales, tal vez como cierta cláusula de estilo o con una inercia quejumbrosa, pero esas reclamaciones son actuales. Ha de estar en constante diálogo con los sectores empresariales, y son sectores que no se contentan con discursos brillantes: esperan eficacia continuada, avances cuantificables.


Si la Formación Profesional es, claramente, una de las prioridades para Font de Mora, es más que evidente el esfuerzo que debe hacer para escolarizar adecuadamente a los miles y miles de jóvenes que siguen llegando de otros países. La inmigración, sobre todo la masiva que llevó a cabo Zapatero y duramente criticada por los países de nuestro entorno, sigue sin resolverse en España, y cada año nos llega a nuestro país la nada desdeñable cifra de unos 700.000 inmigrantes. A la Comunitat Valenciana llega un porcentaje considerable, por tres motivos: el desarrollo económico que nos va aproximando al pleno empleo, el benévolo clima y el carácter abierto de las tres provincias.


Tanto nos afecta la inmigración que la experiencia de la nueva Conselleria de Inmigración, con Rafael Blasco al frente, es todo un botón de muestra. No es residual, pero también ha de calcular y coordinar sus actuaciones, porque la inmigración no es un verso suelto, ya que la sanidad, la educación, el empleo, el bienestar social, la cultura y la sanidad, por ejemplo, viven con intensidad este fenómeno, que ofrece sus ventajas, pero que presenta unos claros tintes de “reto”. Acertar en inmigración, para un Gobierno, puede decantar la balanza en unas elecciones, y desde luego redunda en la calidad de la sociedad en su conjunto. Sarkozy así lo ha entendido, captando los deseos de la sociedad francesa. No son frías cifras: son personas, con derechos y deberes.


Basta hablar con profesores de centros escolares –de titularidad pública o de iniciativa social, pues todos prestan un servicio ciudadano y se merecen la ayuda y respeto por parte de todos los sectores de la sociedad, sin demagogias baratas– para tener una idea de las dificultades y necesidades que existen para escolarizar a los inmigrantes. Font de Mora aportó un dato revelador: en la Comunitat Valenciana 10.000 alumnos inmigrantes a lo largo del último año se incorporaron en Secundaria. No deseo hacer un cálculo exacto, pero eso supone 20 centros educativos nuevos ¡en un año! Y desde Madrid se nos sigue tratando como si tuviéramos 3,5 millones de habitantes, cuando en realidad ya somos 5 millones.


Tras haber glosado las cualidades positivas de Font de Mora, llega el momento de recordar sus grandes retos, para los que necesita una notable capacidad de gestión, de puesta en práctica de medidas –centros, profesores, calidad– que ayuden a resolver los problemas educativos que tenemos. Indudablemente, una Conselleria no es sólo responsabilidad única del conseller, sino de todo un equipo amplio: confeccionar ese equipo, y trabajar con constancia a la medida de las necesidades actuales, sí que es responsabilidad del conseller.


El papel aguanta todo, o casi todo. En la pugna de los partidos políticos, se esgrimen cifras de la educación sobre inversiones, porcentajes de fracaso escolar o de escolarización que, en ocasiones, buscan desgastar a quien gobierna. Mejorar la educación ha de ser un reto para todos. No hacer demagogia con la realidad escolar es exigible a todos. Font de Mora acaba de dar datos sobre el fracaso escolar, que son esperanzadores: realidades y cifras tangibles es la línea.


Font de Mora tiene un estilo receptivo de aunar esfuerzos y recibir sugerencias o estudios de organizaciones empresariales, instituciones de diversa índole, sindicatos, asociaciones de padres, centros educativos. Font de Mora aúna experiencia e ilusión. En una Conselleria tan básica para la sociedad, son dosis muy necesarias. La sociedad en su conjunto debe percibir unos logros, unas realidades, una gestión eficaz a la altura de nuestros días. Educación y enseñanza son pilares del futuro: anda mucho en juego.


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