| MADRID

Visita.

Desde que el presidente de la República, Rafael Correa, pisó suelo español su discurso ha estado impregnado de una petición vehemente para que los emigrantes crean en su propuesta de cambio. Ayer, su voz y su mensaje se escucharon en castellano y en quichua.

Los primeros en oírlo fueron los familiares de Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, los dos ecuatorianos que fallecieron el pasado 30 de diciembre en un atentado perpetrado por la banda ETA, en el aeropuerto de Barajas.

Junto a ellos colocó una ofrenda floral a unos metros de donde ocurrió la explosión.

A Jackelin Sivisapa, madre de Diego, el recuerdo de la muerte de su hijo le heló la sangre. “Es la primera vez que vengo a este sitio y me faltan las fuerzas”, comentó, mientras los hermanos Palate, Luis Jaime y Geovanny, pidieron a Correa  ayuda para conseguir trabajo.

El Primer Mandatario arribó a la Península acompañado de la ministra de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa, y el embajador de España en Quito, Juan María Alzina.

Su discurso se movió en el terreno de los ofrecimientos: “brigadas para renovar licencias en 30 días, consulado  on line,  planes para fomentar el retorno, aumento de sueldos, fin de las corruptelas, cambio profundo gracias a la Asamblea”.

“Este será el gobierno de los emigrantes”, sentenció. Incluso instó a los asistentes a movilizarse y “tomar” el consulado si este no funciona correctamente. Hoy, Correa visitará el consulado y la exposición ‘Ecuador: Tradición y Modernidad’. En Casa de América impartirá una conferencia sobre la emigración y su influencia en las relaciones bilaterales.

El almuerzo con los reyes Juan Carlos y Sofía en el Palacio de la Zarzuela precederá el encuentro que mantendrá con asociaciones de inmigrantes y el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.