Viajan armados ante ola de asaltos y plagios

El Universal, María de Jesús Peters, 11-07-2007

ARRIAGA, Chis.— Armados con piedras, palos y armas punzocortantes para enfrentar a la delincuencia, más de medio millar de indocumentados provenientes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, abordó el ferrocarril, el pasado 1 de julio.

El grupo estaba integrado por hombres, mujeres, niños y hasta adultos mayores, todos polizontes, que huían del hambre y la miseria de sus países. Empero, ni los abusos, humillaciones, maltrato o las condiciones climatológicas, parecen detenerlos.

La inseguridad durante el trayecto, sin embargo, se incrementa día con día; incluso, se tienen detectadas bandas de secuestradores de migrantes que después se comunican con las familias de los indocumentados para exigirles dinero a cambio de liberarlos.

Alejandro Solalinde, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana del Istmo de Tehuantepec, reveló que los migrantes han denunciado que a bordo del ferrocarril también viajan delincuentes centroamericanos que se dedican a despojar de dinero a los migrantes cuando cae la noche.

Abundó que los puntos detectados como de “alto riesgo” son: Shahuites, Unión Hidalgo, Juchitán e Ixtepec, en Oaxaca, que es donde operan grupos que asaltan, violan, secuestran y asesinan a los indocumentados.

Quienes no cuentan con recursos económicos para pagar un buen espacio en el ferrocarril, que son la mayoría, viajan sobre los techos de los roídos vagones y en los reducidos espacios cerca del área de ruedas del tren.

Los grupos guiados por los coyotes gozan de privilegios, pues llevan preferencia en el interior de los furgones para que viajen con menos incomodidades y sin exponer la vida.

Las primeras horas a bordo se hacen eternas, soportando temperaturas hasta de 48 grados centígrados, pero luego la lluvia viene a refrescar un poco el ambiente.

Al paso de las horas, el cansancio empieza a vencer a muchos migrantes que hacen esfuerzos para no cerrar los ojos, pues saben que un falso movimiento los puede hacer caer bajo las pesadas ruedas del tren.

Después de 12 horas de viaje, la máquina llegó a Ixtepec, Oaxaca, casi a la una de la madrugada del lunes 2 de julio. Ahí, los “sin papeles” fueron recibidos por el párroco de la iglesia católica Alejandro Solalinde, quien los invitó a resguardarse en unos terrenos habilitados como albergue. “Bienvenidos. Allá tenemos un poco de comida caliente”, les dijo.

En el lugar, donde se construirá un albergue para migrantes, sólo se ha edificado una galera con techo de lámina, de tres por cinco metros aproximadamente; por ahora sirve como dormitorio y almacén para guardar la despensa, las medicina y la ropa.

Solalinde, quien ha sido detenido, golpeado y encarcelado por las autoridades municipales en Ixtepec por defender a los migrantes extranjeros, refirió que a pesar de las condiciones en que se encuentra el terreno, ellos llegan no sólo para recibir un plato de comida caliente, sino para evitar que sean asaltados por delincuentes que operan en el lugar.

ARRIAGA, Chis.— Armados con piedras, palos y armas punzocortantes para enfrentar a la delincuencia, más de medio millar de indocumentados provenientes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, abordó el ferrocarril, el pasado 1 de julio.

El grupo estaba integrado por hombres, mujeres, niños y hasta adultos mayores, todos polizontes, que huían del hambre y la miseria de sus países. Empero, ni los abusos, humillaciones, maltrato o las condiciones climatológicas, parecen detenerlos.

La inseguridad durante el trayecto, sin embargo, se incrementa día con día; incluso, se tienen detectadas bandas de secuestradores de migrantes que después se comunican con las familias de los indocumentados para exigirles dinero a cambio de liberarlos.

Alejandro Solalinde, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana del Istmo de Tehuantepec, reveló que los migrantes han denunciado que a bordo del ferrocarril también viajan delincuentes centroamericanos que se dedican a despojar de dinero a los migrantes cuando cae la noche.

Abundó que los puntos detectados como de “alto riesgo” son: Shahuites, Unión Hidalgo, Juchitán e Ixtepec, en Oaxaca, que es donde operan grupos que asaltan, violan, secuestran y asesinan a los indocumentados.

Quienes no cuentan con recursos económicos para pagar un buen espacio en el ferrocarril, que son la mayoría, viajan sobre los techos de los roídos vagones y en los reducidos espacios cerca del área de ruedas del tren.

Los grupos guiados por los coyotes gozan de privilegios, pues llevan preferencia en el interior de los furgones para que viajen con menos incomodidades y sin exponer la vida.

Las primeras horas a bordo se hacen eternas, soportando temperaturas hasta de 48 grados centígrados, pero luego la lluvia viene a refrescar un poco el ambiente.

Al paso de las horas, el cansancio empieza a vencer a muchos migrantes que hacen esfuerzos para no cerrar los ojos, pues saben que un falso movimiento los puede hacer caer bajo las pesadas ruedas del tren.

Después de 12 horas de viaje, la máquina llegó a Ixtepec, Oaxaca, casi a la una de la madrugada del lunes 2 de julio. Ahí, los “sin papeles” fueron recibidos por el párroco de la iglesia católica Alejandro Solalinde, quien los invitó a resguardarse en unos terrenos habilitados como albergue. “Bienvenidos. Allá tenemos un poco de comida caliente”, les dijo.

En el lugar, donde se construirá un albergue para migrantes, sólo se ha edificado una galera con techo de lámina, de tres por cinco metros aproximadamente; por ahora sirve como dormitorio y almacén para guardar la despensa, las medicina y la ropa.

Solalinde, quien ha sido detenido, golpeado y encarcelado por las autoridades municipales en Ixtepec por defender a los migrantes extranjeros, refirió que a pesar de las condiciones en que se encuentra el terreno, ellos llegan no sólo para recibir un plato de comida caliente, sino para evitar que sean asaltados por delincuentes que operan en el lugar.

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