Blasco acusa al Ejecutivo de Zapatero de permitir que haya personas con menos derechos y de que puedan crearse guetos “No se puede consentir que haya una sola persona con menos derechos que otra”. Esta fue la argumentación empleada ayer por el conseller de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco, para reclamar al Gobierno central “un esfuerzo para la regularización de todos los inmigrantes” sin papeles que ya se encuentran en la Comunitat.

El conseller resaltó que el Ejecutivo socialista “no lo ha hecho nada bien” en materia de regularización de extranjeros, en referencia al proceso extraordinario de concesión de papeles del año 2005.

“Unos consiguieron regularizarse, pero otros, lamentablemente, no obtuvieron papeles a causa de esta mala política”, enfatizó. A estos últimos es a quienes se refiere Blasco: “No podemos permitir que se cronifique su situación y se puedan crear guetos”.

El Gobierno socialista, insistió el conseller de Inmigración, debe buscar “la vía que sea” para conseguir la “plena igualdad” de derechos de todas las personas.

Las regularizaciones extraordinarias, según comentó, pueden llevar a la formación de un “efecto llamada” y, además, “entran en contradicción con las políticas europeas”.

En cualquier caso, Blasco apostó por una solución que permita obtener una “regularización rápida” para evitar la formación de “bolsas” de extranjeros sin papeles que no tengan posibilidad de trabajar de forma legal y, por tanto, de alcanzar una completa integración social.

Ejemplo de Francia

“Se puede estar sin papeles, pero no se puede estar sin derechos”, destacó Blasco, retomando así una de las expresiones que ya utilizó de forma reiterada en su antigua etapa como conseller de Bienestar Social, el departamento de la Generalitat que hasta ahora se encargaba de las políticas de integración de los inmigrantes.

La competencia en materia de extranjería y documentación, y de control de fronteras, corresponde de forma exclusiva al Gobierno central, pero el conseller de Inmigración ofreció “toda la colaboración” del Ejecutivo autonómico.

Al hablar de guetos, tomaba como referente más claro el de los barrios periféricos de París que concentran un alto porcentaje de extranjeros y en los que se produjeron graves disturbios durante el otoño del año 2005.

La propuesta de Blasco trata de evitar que se formen zonas como aquellas, con altos índices de paro, salarios bajos, reducido nivel de formación y muy escasas oportunidades de desarrollo personal y laboral.

El dirigente del nuevo departamento de la Generalitat de Inmigración y Ciudadanía sostuvo que, al mismo tiempo que todas las personas deben gozar de “todos los derechos como seres humanos”, los extranjeros “tienen que asumir los valores de nuestro modelo democrático”. Este será el camino, agregó, “para la plena integración”.

Blasco incidió en que su propuesta no significa que tenga que haber lo que se conoce como política de puertas abiertas. “No puede venir ninguna persona que no llegue con su situación completamente regularizada”; es decir, que carezca de un permiso de residencia o de residencia y trabajo.

Si el Gobierno permite la llegada de extranjeros sin papeles, argumentó el conseller, supone hacer una “dejación de sus obligaciones”, puesto que crea un problema a las Administración autonómicas, que se ven obligadas a buscar una integración difícil de lograr, ya que no pueden trabajar de forma legal.

El conseller Blasco hizo estas manifestaciones tras la apertura del curso ‘Globalización y justicia internacional’ en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

La Comunitat, declaró, es un “ejemplo en el ámbito nacional de inmigración sostenible”, aunque admitió que aún queda “mucho por hacer” y que debemos fomentar “no sólo la integración y la solidaridad en la sociedad valenciana, sino destinar recursos a los países que más lo necesitan”.

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