La vigilancia de la costa africana reduce la avalancha de cayucos

La Voz de Galicia, Gonzalo Ucha, 07-07-2007

Los servicios de socorro y Salvamento Marítimo esperan que durante los meses de agosto y septiembre continúe la disminución en la llegada de cayucos a las costas españolas que se ha observado este año en comparación con el 2006. Una reducción que se debe, según las fuentes consultadas, a la mayor vigilancia que se está realizando en los países de origen. Pese a este descenso, la Cruz Roja y Salvamento Marítimo no descartan un leve aumento en estos meses de buen tiempo, y aunque no se han puesto en marcha dispositivos especiales se mantiene la alerta.


Las causas que han favorecido esta disminución de la llegada de cayucos han sido, sobre todo, el aumento y endurecimiento de los controles en la vigilancia de las fronteras. La Unión Europea, y principalmente España, han mandado a sus propios agentes a vigilar junto con las fuerzas de seguridad locales las costas de las que salen los inmigrantes. Estas medidas han conseguido que en países como Senegal las salidas de cayucos hacia Canarias se hayan reducido hasta en un 90%.


Representantes de la Guardia Civil comentaron a La Voz que las medidas que ha tomado la Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores (Frontex) tanto en Canarias como en la costa mediterránea «están siendo extremadamente efectivas».


Travesías más largas


Sin embargo, la reducción de cayucos llegados a Canarias no se ha traducido en un descenso en el número de los que se dejan la vida intentando llegar a las costas españolas. Las medidas tomadas en países como Mauritania, Senegal o Cabo Verde han provocado que las mafias del tráfico de inmigrantes se arriesguen cada vez más para encontrar rutas alternativas menos vigiladas, que son más largas y peligrosas.


Para poder evitar los controles en las costas de los países de origen y destino, las redes de tráfico de inmigrantes se ven obligadas a salir desde países limítrofes situados más al sur, donde los controles son menores, pero esto los obliga a hacer viajes de hasta una semana, con los mayores riesgos que eso implica. Ni el uso cada vez más generalizado del GPS y de los motores de reserva evita que muchos de estos cayucos queden a la deriva en medio del océano, a la espera de que algún barco los auxilie.


Esto ha provocado que, en contraste con la disminución en la llegada de cayucos a las playas de Canarias, el número de muertes que se producen sufra un aumento considerable. Según representantes de la Cruz Roja en Tenerife, en los primeros seis meses de este año la cifra en las Islas Canarias ha alcanzado ya las 17 víctimas, mientras que en todo el 2006 murieron allí 25 personas.

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