Las consecuencias del fracaso

La Prensa Gráfica, Sergio Muñoz Bata/Columnista de LA PRENSA GRÁFICA, 05-07-2007

No menos importante fue que el presidente George W. Bush quiso, pero no pudo. Hizo lo que pudo por convencer a su gente para que le permitiera dejar un legado, pero fracasó en su intento y dejó claro que al pato cojo también le cortaron las alas.

 

Los extremos se juntaron y triunfó la sin razón. No habrá reforma migratoria integral este año y los trabajadores indocumentados seguirán trabajando en la zozobra como siempre. Los patronos seguirán contratando barato a los indocumentados como siempre. La economía del país seguirá beneficiándose de la mano de obra barata para mantener su competitividad.

Seguirán las deportaciones y las separaciones de familias. El muro que separa a los dos países seguirá creciendo. El negocio de los polleros (contrabandistas de personas) se hará más próspero. Huyendo de la migra, seguirán muriendo hombres, mujeres y niños inocentes en desolados desiertos y en caminos vecinales.

Los rancheros de Arizona seguirán quejándose de las invasiones nocturnas a sus propiedades. Los minutemen seguirán incentivando su belicosidad al intimidar a los trabajadores indocumentados y a sus familias en la frontera.

Ciudades, condados y pueblos seguirán promulgando leyes antiinmigrantes con el pretexto que el gobierno federal no hace bien su trabajo. Y en Hazelton, Pensilvania, solo la corte puede impedir que se penalice a los empresarios que contratan a ilegales, a los caseros que les rentan cuartos y a cuantos hablen español en público.

En este mismo sentido, y ante la imposibilidad de lograr una reforma migratoria integral, los diferentes grupos de interés promoverán sus proyectos de reforma de manera individual y, curiosamente, empezando por los dos extremos.

La industria tecnológica más avanzada ya prepara su labor de cabildeo para procurarse más visas temporales para los científicos e ingenieros que necesitan.

Lo mismo sucederá en la industria de la agricultura que requiere de un flujo constante de nuevos trabajadores indocumentados, dada su movilidad y la conveniencia de mantener los salarios a los niveles más bajos.

La magnitud del fracaso exige un deslinde de sus creadores, empezando por los más estridentes, la extrema derecha en el Congreso. Ningún hispano digno podrá olvidar las ofensas de los congresistas como el senador por Alabama, Jeff Sessions, quien retrató a los inmigrantes como una fuerza invasora pasándole por encima a la Guardia Nacional.

Otra clave del fracaso fue la labor de zapa de la extrema derecha en los medios. Locutores de radio y televisión ultraconservadores como Laura Ingraham, Rush Limbaugh y Lou Dobbs, que no cesaron en sus xenofóbicas campañas y hoy están de plácemes.

Las organizaciones de activistas antiinmigrantes que, como ya es tradicional cuando se lleva la contra, lograron condensar su mensaje de rechazo en una palabra: amnistía, mientras que los grupos defensores de los inmigrantes abogaron por una ley compleja y controvertida, empantanaron sus mensajes con excusas (Esta no es la mejor ley, pero dadas las circunstancias…) y la remendaron con ambigüedades en casi todas sus disposiciones.

No menos importante fue que el presidente George W. Bush quiso, pero no pudo. Hizo lo que pudo por convencer a su gente para que le permitiera dejar un legado, pero fracasó en su intento y dejó claro que al pato cojo también le cortaron las alas.

El ala izquierda del partido demócrata también evidenció su torpeza en esta debacle. Bajo el pretexto de que la ley no era perfecta prefirieron dejar las cosas como están que reconciliarse con la imperfecta realidad para mejorarla.

Pero no todo quedará igual. El fracaso tendrá consecuencias en las próximas elecciones y el principal perjudicado será el partido republicano. Con sus actos y actitudes, el liderazgo republicano ha evidenciado que sigue sin entender los valores de los inmigrantes hispanos y su creciente capacidad política.

Al corto plazo puede verse esto como un triunfo, pero al largo plazo es un desastre para el partido republicano. El tono del debate y la manera como se le enmarcó, como si fuera una especie de nosotros contra ellos ha dañado profundamente la posibilidad de atraer hispanos al partido, ha declarado a The New York Times, Linda Chávez, quien como se recordará, durante la administración del presidente Reagan fue el ejemplo paradigmático del tipo de hispano conservador que engrosaría las filas del partido republicano.

El voto latino puede ser crucial en estados como Nuevo México, Texas, California y la Florida, y representa casi el 9% de posibles votantes en toda la nación. Y, seguramente, el partido demócrata se encargará de recordarle a la comunidad latina que fue el partido republicano quien retrató a sus familiares y paisanos como delincuentes indeseables.

El problema de fondo, sin embargo, es que el debate migratorio, como bien dijo el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, en un reciente discurso, no solo dañó su partido sino que sembró heridas por todo el país. Y esas, tardarán mucho en sanar.

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