Los controles en Mauritania y Senegal reabren la ruta marroquí de las pateras

ABC, 05-07-2007

ERENA CALVO

LAS PALMAS. «No lo ha conseguido, ha muerto, pero así es la vida». Con el rostro desencajado y la mirada perdida, estas eran las únicas palabras que conseguían arrancarle a su llegada a Tenerife al hermano de uno de los dos inmigrantes que alcanzaban ayer tierra firme ya sin vida. Habían partido de algún punto de Mauritania que no quisieron concretar a los miembros de Cruz Roja que les asistieron a su llegada. Un trayecto de más de una semana lleno de peligros; cada vez más desde que Frontex patrulla por las costas mauritanas y senegalesas. Por ello, para burlar los controles, las mafias que trafican con seres humanos «han abierto de nuevo la ruta de las pateras de Marruecos», cuenta a este periódico un experto de la Guardia Civil en materia migratoria.

Los que llegaron ayer a Tenerife procedían de distintos países africanos como Senegal, Mali o Gambia, explica Austin Taylor, responsable del Equipo de Respuesta Inmediata (ERI) de la Cruz Roja en Tenerife. Sus condiciones eran «lamentables». Todos, los 33 indocumentados que lograron superar el trayecto, necesitaron asistencia sanitaria. Tenían mucha sed y mucha hambre. «Sólo habían llevado consigo un poco de líquido para aguantar en el camino y un paquete de galletas por persona; nada más». Uno de los muertos tenía sólo 18 años, el otro no era mucho mayor. «Ha descendido el número de embarcaciones clandestinas que llegan a las Islas, pero lamentablemente ha aumentado la cifra de personas que recogemos ya sin vida a pie de playa», dice Taylor. Este año ya se han recuperado los cadáveres de 18 inmigrantes sólo en Canarias, pero los muertos en 2007 son cientos si hablamos de todos los fallecidos a bordo de un cayuco.

Los indocumentados llegan cada vez en peor estado a los puertos y playas del Archipiélago, y esta circunstancia se debe, argumentan expertos de Cruz Roja y de Salvamento Marítimo, a que cada vez cuentan con menos medios para afrontar el trayecto y a que los controles de Frontex en las costas africanas «se lo ponen muy difícil». Tienen que buscar «la forma de burlar las patrulleras, de desviarse, y no pueden arriesgarse a hacer ninguna escala para aprovisionarse de agua o alimentos». Todas estas dificultades, apuntan las mismas fuentes, convierten de nuevo a las costas del Sahara en el principal punto de partida de las embarcaciones clandestinas. De hecho, la mayoría de las barquillas que han alcanzado las Islas en las últimas semanas son pateras procedentes de esta zona del norte de África.

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