La integración de los inmigrantes es un gran reto colectivo y ésta sólo se puede hacer con una acogida “amable y abierta”. Por ello, hay que revisar actitudes, tanto de los que están como de los que llegan.

Ésta es una de las conclusiones de la IV jornada de reflexión sobre la sociedad civil La juventud inmigrante, empresa y sociedad,que, organizada por la Fundació Grup Set y el IESE, se desarrolló ayer en Barcelona.

Durante toda la jornada, abierta por Jordi Pujol y la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, representantes de entidades sociales y empresas participaron en sendas mesas redondas en las que explicaron las actividades que desarrollan en favor de la integración de los inmigrantes, y apuntaron los retos de futuro que plantea la nueva sociedad diversa en un mundo globalizado. Con la mirada puesta en la segunda generación, los más jóvenes cuyos padres ya se han asentado en el país, se convino que se debe trabajar para que éstos nunca se puedan sentir discriminados por llamarse de determinada manera, como hoy ya no lo sienten los hijos de los charnegos que llegaron a Catalunya en los 60 y 70.

Ante la evidencia de que el ni el modelo de asimilación francés ni el multicultural de Gran Bretaña han funcionado, se llegó al convencimiento de que España, y Catalunya, debe buscar un modelo propio que, más allá de las leyes de extranjería – criticadas por varios ponentes-, se base en la cohesión social, igualdad de oportunidades y equiparación de derechos y deberes.

La idea de que la integración no es unidireccional – autóctonos y los que vienen de fuera deben poner de su parte- surgió en diversas intervenciones y para ello la sociedad civil deber revisar barreras y romper tópicos. “La población de origen extranjero regularizada delinque menos que la autóctona”, aportó como dato Albert Batlle, secretario de Serveis Penitenciaris, Rehabilitació i Justícia Juvenil de la Generalitat.

Los ponentes también llegaron a la conclusión de que no hay ni recetas mágicas ni garantía de éxito, pero es obligación de todos intentarlo, y ahí tanto la iniciativa pública como la privada y, por tanto, toda la sociedad, tienen su cuota de responsabilidad.

En suma, la clave de la integración está en tres es: escuela, escalera y empresa. Este trinomio, definido en su día por el ex president Pasqual Maragall, que también participó en la jornada, resume los tres grandes escenarios en los que se debe trabajar a fondo para que la integración, no sólo de inmigrantes sino de todos los ciudadanos, tenga éxito.

Fundaciones como Èxit, Braval, Barà y La Caixa, Castellers de Valls, Cáritas; Taller de Músics, Col · legi Pineda de l´Hospitalet o la FICC, entidad que agrupa a 18 asociaciones de inmigrantes, junto a representantes de empresas como Comsa, el servicio de Nuevos Inmigrantes de la Caixa, Casademont, Endesa, Teletaxi, Esade, Vicens Vives, y la delegación del Gobierno, compartieron con el profesor Antonio Argandoña, del IESE, y Adela Subirana, presidenta de la Fundació Grup Set, reflexiones en aras de lograr un marco de convivencia aceptado y compartido por todos.