MISIONES DE PAZ
Milicia inmigrante
El 28 % de los soldados de la Brigada Paracaidista no son españoles. Del mismo modoque sin extranjeros España entraría en declive, el Ejército no podría cumplir sus misiones
Las Provincias, , 01-07-2007El 28 % de los soldados de la Brigada Paracaidista no son españoles. Del mismo modoque sin extranjeros España entraría en declive, el Ejército no podría cumplir sus misiones Decía un boxeador mexicano que se hizo entrenador de boxeadores que sólo de países pobres salen buenos pugilistas, puesto que en cuanto la clase media se agranda y la burguesía echa raíces la gente no se busca la vida a golpes. Lo mismo cabría decir del oficio de soldado: ¿quién está dispuesto hoy a jugarse la vida por una patria difusa y por una paga nunca demasiado grande?
Éramos compañeros desde niños y compañeros de fiestas. Los tres se vinieron a buscarse un futuro en España. Los tres ingresaron en la Brigada Paracaidista. A uno de los tres, Jefferson Vargas Moya, le reventó una bomba hace siete días en una carretera polvorienta del Líbano. Acaban de devolver el cadáver a su patria colombiana. Lo cuenta, con los ojos todavía laminados, sin poder hacerse a la idea, Edwin Vargas Montero (Bogotá, Colombia, 24 años): Cuando me dijeron que había muerto no me lo creía. Y aún no me lo creo. Enamorado de la mecánica, llegó a Valencia hace cinco años animado por un hermano que le precedió. En Colombia ya sentía fascinación por la vida militar, pero su familia se oponía. Se puso a trabajar de albañil en Valencia con su primo. Ganaban 1.400 euros al mes. Ahora supera escasamente los mil euros mensuales (con complementos).
Casado con una peruana, embarazada de tres meses, espera acabar logrando la nacionalidad. Ninguno de los dos piensa en regresar al otro lado del océano: Es más tranquilo aquí. Hay más futuro. En todo caso, no le han hecho sentirse distinto. Dice que no ha sufrido episodios racistas: dentro ni fuera del cuartel. No ve el menor problema entre lo que siente y lo que ha jurado: No hay ningún problema en sentirse colombiano y estar dispuesto a morir por una bandera que no es la tuya. Su primo se fue contento al Líbano: Sabía que había peligro. Pero eso el que hay. Lo que pasa es que no pensaba que fuera a morir tan pronto.
Nuevos rostros
Él no tiene miedo a la muerte, pero prefiere no pensar en ella. Comos sus compañeros, dice que está dispuesto a volar al Líbano: Para ayudar a la gente que está necesitada. Dice que su primo estaba bien preparado, pero como algunos mandos no se cansan de repetir, no iba con todas las garantías. Les faltaba protección. Edwin Vargas Montero es uno de los nuevos rostros del Ejército español, de la Brigada Paracaidista, una fuerza de élite que también ha cambiado gracias a haber tomado parte en numerosas misiones internacionales bajo mando de las Naciones Unidas o de la OTAN, que le han quitado resabios del pasado. Aunque sólo representan el 28% de la tropa en el secarral de Paracuellos, junto a Alcalá de Henares, los rostros foráneos están por todas partes, son omnipresentes. Parecen un verdadero Ejército inmigrante.
¿Qué tienen en común Carlos Alonso Palate, Diego Armando Estacio, Jefferson Vargas Moya, Yeison Alejandro Castaño Abadía, Yhon Edisson Posada Valencia y Jorge Arnaldo Hernández Seminario? Que eran hispanos, inmigrantes (es decir, pobres), tenían entre 19 y 35 años, y dieron su vida en España o por España en ataques terroristas pese a no tener la nacionalidad española. Los dos primeros, ecuatorianos, murieron el 30 de diciembre del año pasado aplastados por los escombros de un aparcamiento de la T – 4 de Barajas volado por ETA. Los otros cuatro, militares intregrados en el Ejército español, en acciones terroristas en zona de guerra: el último, peruano, en julio de 2007 en Afganistán, los otros tres, colombianos, hace exactamente una semana, en el Líbano, junto a tres españoles. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tardó tres días en comparecer ante la nación tras los atentados de Barajas y el del Líbano.
El pasado martes se celebró el funeral por los seis muertos del Líbano en la tórrida explanada de la sede de la Bripac (Brigada Aerotransportada), en Paracuellos del Jarama, tierra batida por la guerra civil, a las afueras de Madrid. En el tenso funeral, la madre de uno de los soldados colombianos increpó al presidente el Gobierno y exigió seguridad para los que juegan la vida por una patria que no es la suya.
Más futuro
Era mi mejor amigo, dice Josie García Zamora, nacido en Guayaquil hace 20 años, con una mezcla de rabia y pena. Tienen que pasar estas cosas para que se instalaran los inhibidores que podían haberle salvado la vida a nuestros compañeros. Con la familia dividida entre Ecuador (donde sigue su padre) y España, repite un lugar común: Aquí hay más futuro. Con un abuelo y varios tíos en el Ejército de su país, desembocar en la Brigada Paracaidista era para Josie García casi inevitable. Como Jefferson Vargas, queríamos ser paracas por encima de todo. Aquí se está bien.
Ennoviado con una ecuatoriana, quiere compaginar el diseño gráfico con la milicia. No tiene miedo a la muerte: Soy católico y sé que si muero la gente que me quiere sufrirá, pero iré a un buen sitio. Sé que Jefferson está allí.
Aunque son 4.309 los inmigrantes que forman parte del Ejército español, sumando tropa y marinería (la Fuerza Aérea todavía no los admite), lo que representa un 5,5% del total, en unidades de primera línea, donde el riesgo de morir en el campo de batalla o en misiones internacionales es mucho mayor como la Brigada Paracaidista o la Legión el porcentaje se acerca a un 30%, de ahí que el riesgo de que mueran en teatros de operaciones como el afgano o el libanés, donde ahora hay misiones bajo paraguas legal de la ONU, es mucho mayor.
Como tantos otros recientemente, el padre de Marilyn Noboa (ecuatoriana que vio la luz por primera vez en Tena hace veinte años) murió en un accidente en una obra. Como tantos otros, primero vinieron sus padres, luego ella y su hermano: Para mejorar. No veían futuro en Ecuador. Un tío de uniforme le metió el gusanillo, aunque no sabe cuánto tiempo seguirá. No descarta otras salidas, como la Guardia Civil o la Policía.
Dice que al principio no te dan mucha información, y no dice todo lo que piensa porque el brigada al cargo tiene las antenas desplegadas. Yo me siento ecuatoriana. No creo que nadie estando aquí se sienta lo que no es, aunque a la hora de definir la misión del Ejército se la ve algo pez. El compañerismo es lo primero que le viene a los labios. Tiene miedo a la muerte, pero cuando se alistó era consciente de que podía acabar en primera línea. Entró en la brigada con Jefferson Vargas y ahora siente que le han arrancado algo: Estaba contento de ir al Líbano. Pero también nervioso y asustado. Pero como todos, quería ir. Aunque ha saltado siete veces, en la Bripac hace trabajo de oficina, y no es lo suyo. Su novio, paraca como ella, es argentino.
De los extranjeros que sin tener la nacionalidad han jurado defender la bandera y la Constitución, 3.528 son hombres y 781 mujeres , y el 80% proceden de Ecuador (1.824) y Colombia (781). Un pequeño porcentaje proviene de Guinea Ecuatorial. En el caso concreto de la Brigada Paracaidista, hay casi paridad entre hombres y mujeres nacidos fuera de España: 28% son hombres, 26% mujeres . El contingente mayor está formado por ecuatorianos (295), seguido de colombianos (200), 23 bolivianos, 17 dominicanos, 13 venezolanos y 11 ecuatoguineanos.
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