Reforma fracasa de nuevo

La Prensa Gráfica, ENVIADO EUAJULIO MARENCO, 29-06-2007

El apoyo para hacer avanzar el debate se erosionó rápidamente el jueves por la mañana, luego de que seis de los 64 senadores que votaron a favor de revivir el proyecto el martes pasado retiraron su apoyo.

Sin cambios. Así seguirá el sistema migratorio estadounidense después de que el Senado revivió y volvió a inducir un coma profundo al proyecto de reforma migratoria, todo en tres días.

El voto de 53 de 100 senadores fue suficiente para bloquear la moción de debate acelerado y de paso enviar el proyecto a las sombras. El apoyo para hacer avanzar el debate se erosionó rápidamente el jueves por la mañana, luego de que seis de los 64 senadores que votaron a favor de revivir el proyecto el martes pasado retiraron su apoyo, lo cual hizo que incluso algunos senadores demócratas decidieran abstenerse. Antes del mediodía, la reforma estaba oficialmente fuera de la discusión legislativa, por lo menos en lo que resta de la presente legislatura, que culmina en 2009.

Probablemente no veamos esto hasta 2015 , dijo el senador demócrata Ken Salazar, uno de los impulsores del proyecto.

Su colega republicano Mel Martínez también reconocía que, por lo menos en este Congreso, la lucha está perdida. No veo la forma en que esto pueda pasar de nuevo, se lamentaba minutos después de la votación.

El motivo de esa muerte prematura: las elecciones presidenciales de 2008, en las que de paso también se reelegirá una tercera parte del Senado. Con la elección tan cerca, el Congreso no está dispuesto a retomar un asunto como la reforma migratoria, que ha sobrepasado el nivel de controversia que incluso sus principales benefactores le atribuían desde un inicio.

Desde temprano por la mañana, los secretarios de Seguridad Interna, Michael Chertoff, y de Comercio, Carlos Gutiérrez, hicieron guardia a la salida del elevador exclusivo para senadores con el objetivo de tratar de convencer a los legisladores indecisos de apoyar el voto para iniciar el debate acelerado y aprobar de una vez la reforma.

Ambos funcionarios fueron los comisionados por el presidente George W. Bush para confeccionar junto a un grupo de senadores de ambos partidos el proyecto de ley que, a esa hora, daba sus últimos estertores.

En privado y del otro lado del espectro político, el alcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, también hacía lo suyo con legisladores demócratas.

Pero los ataques del grupo de senadores antirreforma fustigó de tal forma la estrategia de limitar el debate a 26 enmiendas que el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, cedió y decidió retirar el apoyo al proyecto.

Así, a pesar de los vehementes llamados del presidente Bush, la suerte de la reforma estaba sellada minutos antes del mediodía, hora de Washington.

Este es un día triste, estoy profundamente decepcionado, admitía el líder del Senado Harry Reid. Atrás suyo, uno de los principales impulsores del proyecto, Edward Kennedy, sentenciaba que, a pesar de la derrota, los detractores no detendrán la rueda del progreso, este es un asunto de derechos civiles. Pero, al menos en los próximos dos años, esa rueda está detenida.

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