El Senado acaba con la reforma migratoria de Bush

ABC, 29-06-2007

AP

Bush juega con una pelota de béisbol en Maine

La ley pretendía reforzar la seguridad de las fronteras con los «beneficios» de una regularización masiva

J. L. H.

NUEVA YORK. El Senado estadounidense rechazó de nuevo ayer la propuesta de dar luz verde a la reforma migratoria del presidente, George Bush, lo que relega cualquier medida hasta después de las elecciones presidenciales de 2008, acabando de golpe y plumazo con las aspiraciones del mandatario.

Tras meses de debates y una fallida votación de prueba realizada a comienzos de semana, los partidarios de la medida no consiguieron sumar los 14 votos que les faltaban para alcanzar los 60 que habrían despejado el camino hacia la aprobación. La votación definitiva fue de 46 senadores a favor y 53 en contra, pese a las llamadas que realizó Bush a varios senadores durante la mañana de ayer y la noche anterior para convercerles de que mostrasen su apoyo a la propuesta.

El senador demócrata Edward M. Kennedy, uno de los autores del proyecto, junto con republicanos conservadores y asesores de Bush, puso de manifiesto antes de la reunión que ésta había sido «una larga travesía para tratar de reformar nuestro quebrado sistema de inmigración y de protección fronteriza».

No a la amnistía

Sin embargo, la medida que buscaba fortalecer la seguridad fronteriza y al mismo tiempo ofrecer un sistema que legalizaría la situación de los más de once millones de ilegales que viven en el país, no cuajó entre la mayoría de la Cámara Alta, que tachó esta propuesta de amnistía para las personas que violaron la ley. Con esta situación, los representantes de ambos partidos dudaban de que el Congreso vuelva a discutir el asunto antes de las elecciones presidenciales de 2008.

El sistema migratorio estadounidense data de 1986, año en el que aprobó una amnistía para cerca de tres millones de indocumentados.

El resultado de la votación ha supuesto un duro golpe para Bush y su proyecto «imperfecto pero necesario». Tras darse a conocer la decisión del Senado, el mandatario no pudo ocultar su «decepción» y reconoció que «muchos de nosotros hemos trabajado duramente para ver si nos poníamos de acuerdo, pero no ha funcionado».

Es la segunda ocasión en la que el pleno del Senado vota en contra de limitar el debate sobre esta reforma, después de que el 7 de junio ya sufriese un revés similar, con 45 votos a favor y 50 en contra.

Lo irónico es que los principales beneficiados de esta situación son los propios miembros de partido de Bush. El ala más conservadora de los republicanos ha sido la principal opositora a las distintas cláusulas del proyecto, en especial la que proponía legalizar a los millones de indocumentados.

El senador conservador Bob Corker no dudó en explicar que «los estadounidenses sienten que están perdiendo su país ante un gobierno que al parecer carece de la competencia o de la capacidad para concretar las cosas que ha prometido hacer». Su compañera de partido, la senadora Elizabeth H. Dole, dejó claro que muchos estadounidenses «no tienen confianza ninguna» en que las fronteras, especialmente con México, estén más vigiladas para evitar el ingreso de indocumentados. «El pueblo estadounidense quiere pruebas, no promesas», manifestó Dole.

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