La lectura de la prensa de la semana pasada permite varias y suculentas observaciones. Una, que requeriría espacio más generoso, se refiere a la titulación y comentarios de cada uno de los medios escritos al Informe del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), de los que se deducen valoraciones – e inducciones a la valoración – bastante divergentes, como si se tratara de lecturas de encuestas distintas.Puestos a su vez a valorar la prensa, son pocos medios los que llaman a las cosas por su nombre en un ejercicio de sensatez lingüística, intelectual y política que empiezo a pensar que constituya una rara avis. Entre ellos, El Mundo y el diario gratuito Qué, que no tienen empacho en destacar qué es lo que, estadísticamente hablando, preocupa e interesa más a los ciudadanos de Cataluña: el acceso a la vivienda, las políticas sociales, la inmigración, el paro y la precariedad laboral.

A mí, a quien ningún encuestador le ha preguntado nada, me preocupa sobremanera la calidad y contenidos de la enseñanza. Pero reconozco abiertamente que mis compatriotas rebosan de sentido común, y que sus inquietudes responden como horma a la realidad de su zapato a los problemas vividos cotidianamente por la población y sobre los que cabe esperar inmediata respuesta de sus representantes políticos. Merecería la pena investigar en concreto la carga de una preocupación prioritaria como la manifestada en el tema de la inmigración – más ligada al día a día de conflictos culturales y antropológicos en el reparto de un territorio a veces muy degradado, antes, creo yo, que a una valoración xenófoba en relación a la precariedad laboral de los jóvenes nacionales – , pero la tarea corresponde a los auténticos profesionales.

Habré de destacar, sin embargo, la paralela importancia de lo que, de acuerdo a la encuesta del CEO, menos inquieta, preocupa o importa a los ciudadanos de Cataluña y que, como observaba, sólo excepcionalmente ha merecido titulares en la prensa escrita.Y no será porque el tema no fuera destacado por el director del CEO: según su Estudio, sólo un 1,1% de los catalanes consideran cuestión «prioritaria» el Estatut y las actuaciones para su aplicación y desarrollo.

Reconozco haber compulsado el dato con cierta incredulidad en diversas publicaciones, ante la posibilidad de encontrarme delante de una errata, pero no: la cifra era coincidente. Algunos rotativos pasaban de puntillas sobre ella, como negándole significación o importancia, pero estoy seguro de que sus redactores habían tenido idéntica reacción a la mía y la habían hecho comprobar en la fuente. Porque aquí está sucediendo un malentendido de dimensiones colosales, cuando después de tanta energía y entusiasmo de los profesionales de la política, aparcamiento de temas considerados menos prioritarios, y movilización de la población por la vía extraordinaria del referéndum, sólo un 1,1% de la población considera el tema merecedor de interés prioritario en la prosaica realidad de sus vidas.