JACQUI SMITH / Ministra del Interior

Risueña entre tipos duros

El Mundo, E. S.. Corresponsal, 29-06-2007

Sin la prestancia de Straw, la turbulenta vida de David Blunkett o el rostro bonachón de John Reid, Jacqui Smith se enfrenta al mismo que un día afrontaron ellos: ser titular del Ministerio del Interior del Reino Unido.


El presidente de la asociación de jefes de policía recibió ayer con alborozo la noticia de su nombramiento y aseguró que se trataba de un día «histórico». Y no cabe duda de que lo es. Primera mujer en la Historia en ocupar el cargo, Smith tendrá que lidiar con la inmigración y la lucha antiterrorista, pero también con los prejuicios de muchos de sus colaboradores, acostumbrados a tratar con políticos masculinos con fama de duros.


Ella no lo es. O al menos no lo parece. Aunque el oficio que ha ejercido en el último año lo exigía. Algo ha debido de ver Brown en su mandato como jefa de disciplina laborista, cargo que le ha dado caché y fama de pacificadora por su labor de mediación entre los partidarios de Blair y los del actual primer ministro. Desde luego, en ocasiones dirigir la seguridad del Reino Unido puede ser más difícil que apacentar el gallinero laborista, pero seguro que el cargo le ha proporcionado habilidades que le serán útiles en su nuevo destino.


Casada y con dos hijos, Jacqui Smith tiene 45 años y un capital político del tamaño de su sonrisa. Es decir, muy grande. Natural de una ciudad pequeña del centro de Inglaterra, estudió Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford y luego empezó a dar clases en un instituto. Simpatizante laborista desde muy joven, la marea del nuevo laborismo la llevó a los Comunes en 1997, desde donde pronto pasó a ejercer tareas de gobierno. Con la complacencia absoluta de Blair, pasó por diversos cargos menores hasta alcanzar el que hasta ahora ha sido su puesto más lucido: la Secretaría de Mujer e Igualdad. Desde él, promulgó una norma contra la discriminación femenina y la sonada ley de uniones civiles, por la que las parejas homosexuales británicas pueden normalizar su situación.


Smith llegará a un Ministerio mermado desde que se traspasaron a Justicia las competencias sobre judicatura y prisiones, pero no le faltará tarea. En sus manos queda ahora la nueva y polémica legislación antiterrorista, que muchos consideran un ataque a las libertades, y la política de inmigración, que según los conservadores debe ser más restrictiva. Y también la gestión de emergencias, como la provocada esta semana por las inundaciones, que se han cobrado la vida de varias personas en toda Inglaterra.


A todo ello se aplicará con la fuerza interior que ha paseado por sus anteriores cargos. En éste todo será más difícil. Sabe que muchos de sus colegas la mirarán con lupa.

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