«La llegada de cayucos a Canarias repuntará este verano pero, en ningún caso, las cifras serán tan altas como las de 2006, cuando nos encontrábamos con inmigrantes en las costas todos los días», aseguró ayer Gil Arias Fernández, director adjunto de la Agencia Europea de Control de las Fronteras Exteriores (Frontex).

En el curso Flujos migratorios y crimen organizado, que la Universidad Complutense celebra en El Escorial, añadió que la puesta en marcha de la operación HERA en febrero de este año ha permitido identificar a 18.987 inmigrantes que llegaron a Canarias, de los cuales cerca de la mitad fueron expulsados. También cree que ha sido positiva para frenar la llegada de cayucos la ayuda mostrada por países como Mauritana, Senegal y Cabo Verde, que han mostrado una «mayor conciencia del problema». En cambio, lamentó la escasa «solidaridad» de los países de la UE con España en esta materia.

«Los más preocupados son Italia y Grecia, porque también les afecta de lleno». De hecho, aseguró que el buen funcionamiento de las operaciones de Frontex («hemos logrado interceptar el 40% de las embarcaciones que pretendían desembarcar en Canarias») ha hecho que buena parte de los inmigrantes busquen otros caminos para llegar a Europa. Y éstos son el Sáhara, donde Frontex no está presente, el sur de Africa con dirección a Guinea Conakry y el Mediterráneo, especialmente Baleares, Malta y diversos puntos de Italia. Hasta esta zona suelen llegar los inmigrantes desde Túnez y Libia.

«Aun así, Africa y el Mediterráneo son todavía nuestra preocupación básica porque son el principal foco de flujos clandestinos marinos». De todas formas, dejó claro que la entrada de inmigración ilegal a través de la vía marítima o terrestre a Europa sólo representa el 20%, mientras que el 80% restante sigue siendo la aérea. En este sentido, España y Reino Unido son los más perjudicados, al figurar como destino final de la mayoría de los viajeros que ingresan al país de forma fraudulenta.