ATAQUE A LOS CASCOS AZULES ESPAÑOLES

Tres colombianos que dejaron la región cafetera para buscarse un futuro en España

Los Príncipes de Asturias consolaron a las familias de los seis soldados muertos

Diario de Navarra, MELCHOR SÁIZ-PARDO. COLPISA. PARACUELLOS DEL JARAMA., 27-06-2007

Las Fuerzas Armadas rindieron su último tributo a los seis paracaidistas asesinados en el Líbano durante el funeral de Estado que se celebró ayer en la base de la Brigada Paracaidista en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama. Entre lágrimas y con la rabia contenida, los compañeros de los legionarios y las cúpulas de las tres armas del Ejército de Tierra dieron su último adiós a los fallecidos, cuyos féretros permanecieron cubiertos por banderas españolas durante la ceremonia en la explanada de la base. Los Príncipes de Asturias, que encabezaron la representación institucional en las honras fúnebres en nombre de los Reyes, que se encuentran de viaje oficial en China, trataron de consolar a los familiares.
En el improvisado altar, tres banderas, dos españolas y una colombiana, presidieron el acto, junto a la leyenda de «Honor a los que dieron su vida por España» y seis antorchas encendidas en recuerdo de Jeferson Vargas, Jeyson Alejandro Castaño, Yhon Eddison Posada, Jonathan Galea, Juan Villora y Manuel David Portas, todos ellos de entre 18 y 21 años de edad.

Frente a los familiares se situaron las principales autoridades del Estado. Al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le acompañaron el presidente del Congreso, Manuel Marín; la presidenta del Tribunal Constitucional, Maria Emilia Casas; el presidente del Supremo, Francisco José Hernando; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso.

Con los Príncipes de Asturias

Detrás se situaron el líder de la oposición, Mariano Rajoy, portavoces parlamentarios y varios ministros, entre ellos Alfredo Pérez Rubalcaba y Jesús Caldera.

A las 12.30 horas llegaron los Príncipes de Asturias. Don Felipe, vestido con uniforme de comandante del Ejército de Tierra, y doña Letizia, de riguroso luto en su primer acto oficial tras dar a luz a su segunda hija, se dirigieron a donde se encontraban los familiares para fundirse en un abrazo con ellos. De inmediato las lágrimas brotaron de los ojos de la Princesa mientras intentaba dar palabras de ánimo a las madres y hermanas de los soldados asesinados.

Los llantos se hicieron aun más fuertes cuando 48 legionarios de la Segunda Bandera de la Brigada Paracaidista, la misma a la que pertenecían los fallecidos, irrumpieron en la plaza con los seis féretros a hombros mientras sonaba la marcha fúnebre.

El arzobispo castrense, Francisco Pérez se hizo eco de la «impotencia» del Ejército ante un ataque, dijo, perpetrado por «las fauces de la violencia y por seres sin entrañas, que sólo tienen vísceras inhumanas». Monseñor Pérez recordó que los seis soldados habían «entregado su vida por un mundo necesitado de paz». Las palabras del arzobispo dieron paso a uno de los momentos más emotivos: el Príncipe impuso las cruces a título póstumo al mérito militar con distintivo amarillo.

Centenares de gargantas entonaron entonces La muerte no es el final y La oración paracaidista para «rendir honores a los que dieron su vida por España». Los abanderados con los estandartes de la Legión y de la Brigada Paracaidista saludaron a los féretros. El himno de Infantería, los gritos paracaidistas y un pasaje del ideario paracaidista cerraron el homenaje sentido de los compañeros de los fallecidos a los seis soldados asesinados.

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