La inmigración ha dejado de dar grandes titulares en Ceuta. Ya no hay pateras con ‘sin papeles’ hacinados, ni saltos masivos en el perímetro fronterizo, ni extranjeros durmiendo al raso a falta de una cama, pero nada de esto significa que Ceuta haya dejado de ser una de las vías de entrada elegidas por africanos y asiáticos para dar el salto a Europa. Tampoco, que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hayan conseguido la impermeabilización de las fronteras. Cada mes están entrando en Ceuta medio centenar de inmigrantes.

Con las salidas de ‘sin papeles’ a la Península paralizadas desde hace meses, los datos de ocupación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) desvelan la intensidad con la que los extranjeros – o las mafias – logran encontrar en las fronteras de Ceuta el agujero que se convierta en su puerta de entrada en Europa. A finales de marzo, el central del Jaral acogía a 309 inmigrantes. Esta semana, según datos oficiales, son ya más de 450 los ‘sin papeles’ que tienen de momento en el CETI su hogar. Es decir, casi 50 entradas al mes, que viene a convertirse en la elocuente prueba que demuestra la vulnerabilidad de las fronteras.

Ese agujero es «el mar o el Tarajal» porque por el perímetro fronterizo, «con el refuerzo marroquí y el nuestro, no está entrando nadie», aseguran fuentes de la Guardia Civil. El instituto armado no cree que esté utilizando una fórmula más que otra. Es decir, «el mar, a nado o en una embarcación, y la frontera, en un doble fondo en una coche son las únicas vías de acceso utilizadas». Todo puede ser cuestión de bolsilllo y, por tanto de nacionalidad. «Si el inmigrante no cae en las redes de las mafias y entra a nado por su propia cuenta no necesita dinero, si acaso para un traje de neopreno, pero si lo hace en coche viene a pagar unos 600 euros y hay que tener dinero», asegura otra fuente. Y es que todos los inmigrantes que ha interceptado el instituto armado, según aseguran desde la Guardia Civil, en coches eran de origen asiático, los que a priori tienen un mayor poder adquisitivo. Normalmente, éstos llegan a Marruecos en avión, lo que contrasta con los cientos de kilómetros a pie o en carretera que tienen que superar los subsaharianos.

Sólo India es el país de origen de más de 270 de los 450 inmigrantes acogidos en un CETI donde los subsaharianos apenas ocupan seis decenas de plazas.

90% de ocupación

El CETI alcanza, por tanto, una ocupación cercana al 90 por ciento, con poco más de 60 plazas libres. Y justo cuando ha empezado el verano. Los Cuerpos de Seguridad del Estado no descartan que se aumenten los intentos de entrada. De hecho es lo que toca. Y es que «en verano siempre aumentan las entradas en todos los sitios, hacerlo por mar es, lógicamente, más fácil que con mal tiempo», asegura la Guardia Civil. También los métodos pueden ser nuevos. «El año pasado fueron las motos acuáticas, veremos este año», apuntan.

Mientras el tiempo despejará la duda de la presión migratoria, al CETI podrían llegar las medidas La situación todavía no es preocupante, pero teniendo en cuenta que las entradas siguen produciéndose y que llega el verano, la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración tendrá que «activar» las salidas a la Península «si queremos seguir teniendo un colchón» ante posibles eventualidades, opina una fuente relacionada con el centro.