La negociación migratoria debe ser entre México y EU: experta

El Universal, Natalia Gómez Quintero, 25-06-2007

Por simple conveniencia entre vecinos que trabajan en intereses comunes y necesitan estabilidad, México y Estados Unidos deben negociar en el ámbito bilateral las políticas migratorias y de fronteras, considera la antropóloga y especialista Enriqueta Cabrera, quien, sin embargo, reconoce que el acuerdo entre ambos países no debe ser una cuestión de fuerza sino de convencimiento.

“No se trata de que uno de los países sea débil o fuerte, sino de que existen intereses comunes en los que se debe trabajar”, señala y pone énfasis en que México, al acordar un convenio con Estados Unidos, siempre debe considerar las asimetrías.

No obstante, recuerda que en las negociaciones entre México, Estados Unidos y Canadá del Tratado de Libre Comercio al inicio de los 90 existió una real negociación en los temas comerciales prioritarios.

Por ello, se pregunta: ¿Por qué no podría haber un acuerdo bilateral en los temas que tocan sensiblemente a ambas naciones como lo son la frontera y la migración? “Ya no es posible concebir una política estadounidense unilateral en estos temas”, señala.

El ejemplo más claro en que se debió negociar es la decisión del envío hace un año de la Guardia Nacional de EU a la frontera con México. Debió haber, señala, un diálogo bilateral donde se definiera primero si era conveniente su presencia, cómo y bajo qué condiciones estaría. “Cuando un país militariza su frontera no es una señal amistosa para su vecino”, afirma.

Pero Cabrera, quien es compiladora del libro Desafíos de la migración: saldos de la relación bilateral, también sabe que el primer paso debe ser dado por México al redefinir al interior de la nación qué política migratoria quiere con Estados Unidos.

La obra busca ser “un granito de arena” en este diálogo, con el fin de repensar qué relación bilateral se quiere en el tema, explica Cabrera, quien detalla que la compilación presenta 15 ensayos sobre migración, que dan una cara multifacética del fenómeno.

Este libro tardó en construirse poco más de un año y algunos de sus artículos están escritos más temprano que otros. Por ejemplo, el texto “El factor mexicano en la reforma migratoria”, del especialista estadounidense Demetrios Papademetriou, es de 2004 pero es totalmente vigente, pues, explica, da argumentos del porqué México es el candidato ideal para tener un enfoque bilateral con Estados Unidos en este asunto.

Para la especialista, a eso que han llamado “desmigratizar” la agenda bilateral México – Estados Unidos es un error, pues asegura que es el tema de mayor importancia para nuestra nación y que pese a cualquier resultado de la discusión migratoria en el país del norte, esa concepción esta fuera de la realidad.

Por simple conveniencia entre vecinos que trabajan en intereses comunes y necesitan estabilidad, México y Estados Unidos deben negociar en el ámbito bilateral las políticas migratorias y de fronteras, considera la antropóloga y especialista Enriqueta Cabrera, quien, sin embargo, reconoce que el acuerdo entre ambos países no debe ser una cuestión de fuerza sino de convencimiento.

“No se trata de que uno de los países sea débil o fuerte, sino de que existen intereses comunes en los que se debe trabajar”, señala y pone énfasis en que México, al acordar un convenio con Estados Unidos, siempre debe considerar las asimetrías.

No obstante, recuerda que en las negociaciones entre México, Estados Unidos y Canadá del Tratado de Libre Comercio al inicio de los 90 existió una real negociación en los temas comerciales prioritarios.

Por ello, se pregunta: ¿Por qué no podría haber un acuerdo bilateral en los temas que tocan sensiblemente a ambas naciones como lo son la frontera y la migración? “Ya no es posible concebir una política estadounidense unilateral en estos temas”, señala.

El ejemplo más claro en que se debió negociar es la decisión del envío hace un año de la Guardia Nacional de EU a la frontera con México. Debió haber, señala, un diálogo bilateral donde se definiera primero si era conveniente su presencia, cómo y bajo qué condiciones estaría. “Cuando un país militariza su frontera no es una señal amistosa para su vecino”, afirma.

Pero Cabrera, quien es compiladora del libro Desafíos de la migración: saldos de la relación bilateral, también sabe que el primer paso debe ser dado por México al redefinir al interior de la nación qué política migratoria quiere con Estados Unidos.

La obra busca ser “un granito de arena” en este diálogo, con el fin de repensar qué relación bilateral se quiere en el tema, explica Cabrera, quien detalla que la compilación presenta 15 ensayos sobre migración, que dan una cara multifacética del fenómeno.

Este libro tardó en construirse poco más de un año y algunos de sus artículos están escritos más temprano que otros. Por ejemplo, el texto “El factor mexicano en la reforma migratoria”, del especialista estadounidense Demetrios Papademetriou, es de 2004 pero es totalmente vigente, pues, explica, da argumentos del porqué México es el candidato ideal para tener un enfoque bilateral con Estados Unidos en este asunto.

Para la especialista, a eso que han llamado “desmigratizar” la agenda bilateral México – Estados Unidos es un error, pues asegura que es el tema de mayor importancia para nuestra nación y que pese a cualquier resultado de la discusión migratoria en el país del norte, esa concepción esta fuera de la realidad.

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