Martes vuelve a Senado la reforma migratoria

La Prensa Gráfica, Agencias, 23-06-2007

Proyecto sigue siendo objeto de cuestionamientos

El Senado de Estados Unidos anunció ayer que retomará el martes la discusión sobre el proyecto de reforma migratoria con una votación clave sobre la reanudación del debate formal de la iniciativa.

El reinicio del debate, en caso de aprobarse, podría culminar con una consideración final de la ley hasta el término de la semana que viene. Esta ley debe pasar, dijo el líder de la mayoría demócrata, el senador Harry Reid, a periodistas.

Tenemos confianza de que podemos llegar a aprobarla. Es una ley mucho mejor que la primera, agregó.

Como ejemplo, Reid mencionó la incorporación del presupuesto adicional de $4,400 millones al proyecto para reforzar la seguridad fronteriza.

Avanzar en cada etapa del proceso legislativo exige 60 de los 100 votos del Senado.

Y aunque hay algunos senadores optimistas, como el republicano John Kyl, que sostiene que (el proyecto) está siendo resucitado y que una votación final podría ocurrir hasta el próximo viernes, hay otros que no se muestran tan seguros de que el proceso llegue a feliz término.

En esa posición se manifestó el senador demócrata Robert Menéndez, que participó activamente en los primeros etapas de la discusión de la propuesta y que hoy atacó con dureza a los detractores del proyecto.

Hay una serie de personas que consiguieron lo que querían en la ley, y que dicen que no van a votar para su tramitación, lo que me hace pensar: ¿querían en realidad una ley?, aseguró.

El disgusto de Menéndez llega después de que varios republicanos se añadiesen públicamente a los detractores del texto, incluso el senador republicano Mitch McConnell, líder de su partido en la cámara alta, dice estar indeciso sobre si votará en favor del proyecto.

Según el director regional de la Alianza Nacional de Comunidades Caribeñas y Latinoamericanas (NALACC), el salvadoreño Óscar Chacón, en el Senado hay tres grupos antiinmigrantes que frenan el acuerdo migratorio que permitiría al final la legalización de unos 12 millones de indocumentados.

Chacón afirma que el primero de esos grupos defiende los intereses de empresarios estadounidenses que quieren asegurarse de que tendrán mano de obra barata sin grandes compromisos con la misma.

En el segundo grupo ubicó a legisladores antiinmigrantes republicanos y demócratas que lo único que exigen es que se dé el mayor número de deportados.

El tercer grupo, agregó, también detesta a los inmigrantes, pero sabe que se necesitan e influye para establecer que se les permita trabajar, pero no se les den plenos derechos políticos.

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