"Me jubilo; ésta es mi última edición como director de los Cursos de Verano "

Diario de noticias de Gipuzkoa, joseba imaz, 21-06-2007

DONOSTIA. A sus 66 años, la edad y las circunstancias familiares le han aconsejado retirarse al histórico director de los Cursos de Verano de la UPV. Sin embargo, fiel a la afabilidad y a la discreción que le caracterizan, prefiere centrarse en las jornadas que acaban de empezar esta semana. Un programa de 98 ciclos, encuentros, seminarios y talleres que han renovado el 60% de sus temas.

El año pasado, al finalizar la XXV edición, se habló de unos cursos “difíciles de mejorar”. ¿Cómo afronta este verano después de aquel éxito?

Con un poco de resaca , porque el año pasado se celebró una edición extraordinaria en cursos y actividades y, en general, en todos los sentidos. Después de celebrar los 25 años, ahora hay que volver a la normalidad, lo que supone restringir cosas, exposiciones, conciertos y conferencias. De todas formas, el programa central de los cursos no desmerece en absoluto al del año pasado. El nivel es el mismo. Lo que ocurre es que las actividades abiertas, las que ofrecen otro margen, han tenido que ser restringidas necesariamente. Porque hemos pasado de un presupuesto de más de 1,5 millones de euros a contar con cerca de 1,4 millones. Y eso se nota.

¿La ilusión también es la misma que en otras ocasiones?

Arrancamos con la misma ilusión y la misma preocupación de organizar los cursos que necesita nuestra sociedad. Al fin y al cabo, estos cursos no tienen nada que ver con los que se organizaron hace 23 años. Son completamente distintos, pero porque las necesidades de la sociedad son distintas. Es clave adaptarnos a lo que es importante en estos momentos.

¿Cómo marchan las matrículas en esta XXVI edición?

Van muy bien. Tenemos 5.300 a día de hoy. Así que esperamos que llegará a los 6.000 próximamente y la cifra final puede ser cercana a las 6.300 matriculaciones.

Este año han querido poner énfasis en temas de corte social.

Tenemos un programa muy amplio y muy diverso, pero es cierto que nos hemos centrado en ciertos ámbitos. Por ejemplo, este año ha habido elecciones municipales y se han creado nuevas corporaciones. Por ello, se han organizado 14 cursos que están orientados a la formación de concejales en el campo del urbanismo, la vivienda, la movilidad y la seguridad, entre otros aspectos. Hay varios cursos orientados a esa realidad. Por el contrario, también tenemos los cursos de siempre, dentro de los bloques Aprender para enseñar , Aprender para vivir , Aprender para convivir y Aprender para progresar . Se mantienen los principales pilares.

¿En el primero de los bloques que ha mencionado, se ven reflejados los nuevos vientos que soplan en el mundo de la enseñanza?

Efectivamente, el tema del espacio europeo de los estudios universitarios es uno de los temas claves de esta edición. Pero no sólo eso. El tema de la inmigración está ahí y va a plantear problemas si no lo está haciendo ya. Tenemos un curso de educación e inmigración que ha tenido una acogida importante. La inmigración es un tema que tratamos en este programa con tres cursos interesantes, en mi opinión: El vigente régimen jurídico de la inmigración , La distribución competencial en materia de inmigración y Los derechos de los inmigrantes . Intentamos responder con qué problemas se encuentra los inmigrantes ante la Administración. Este tema es otro de los campos que hemos intentado impulsar.

La ambición de contar con la presencia de profesionales en los cursos es una de las constantes de los Cursos de Verano de la UPV. ¿Están recibiendo una buena respuesta desde este ámbito?

Sí. Los estudiantes conforman el 40% de los asistentes, mientras que el resto son profesionales. Este año hemos hecho un esfuerzo especial en congresos, encuentros internacionales y talleres para estas personas. Tenemos más de 20 actividades precisamente en este marco, que tratan de orientar a profesionales. Sin duda, obtenemos una muy buena respuesta por su parte.

En la valoración del año pasado también hubo lugar para la autocrítica: la presencia de cursos en euskera fue identificada como uno de los puntos mejorables. ¿Se ha hecho un esfuerzo en este sentido?

Hemos organizado siete cursos en euskera este año, colaborando con instituciones como Euskaltzaindia o el centro IKER de Baiona. Sí tenemos una oferta un poco más importante que otros temas.

¿Cómo se puede aumentar el número de alumnos que asisten a las jornadas en euskera?

Creo que la cuestión se centra en el interés del tema. Por ejemplo, el curso sobre la muerte, Heriotza eta nahigabearen trataera irakaskuntzan, tiene su gancho. El seminario internacional también cuenta con 38 alumnos, porque atrae a un alumnado internacional importante. El número de asistentes suele depender mucho del tema que se vaya a tratar durante la actividad.

¿Será ésta la última edición en la que le veamos como director de los Cursos de Verano?

Llevo 23 años asumiendo esta responsabilidad y este será mi último año en esa labor. Está confirmado que me jubilo; es mi última edición como director.

Después de tantos años, sin duda, será una decisión que le hará sentir cierta pena.

Los años no pasan en vano y las circunstancias familiares también así me lo exigen. Todas estas circunstancias me han llevado a tomar esta decisión.

¿Cómo definiría brevemente la situación en la que dejará los Cursos de Verano?

Yo diría que se hallan en un punto de éxito creciente.

¿Cuál es el secreto de esa aceptación social que han adquirido?

Es algo difícil de resumir. Pero, para sintetizar, pienso que lo importante es pensar en el asistente, en lugar de pensar en el ponente o en la universidad. Es decir, dar prioridad a la vertiente de servicio público que tienen los cursos. Eso es algo que tenemos clarísimo desde el primer día y lo hemos materializado experimentando formas y adaptándonos en el tiempo. Estamos aquí para organizar lo que la gente quiere y tenemos que dar respuesta a esa necesidad. Sin embargo, no hemos acertado en todo, porque ha habido cursos que no han funcionado. Pero yo creo que la importancia de estos cursos radica, en primer lugar, en que son necesarios. Son una oportunidad de extensión universitaria y formación de especialistas y encuentro de gente. Y, en segundo lugar, hemos tratado de ponernos en la situación de los que vienen a los cursos.

¿Cuál es el consejo que le dará a la persona que ocupe su lugar a finales de verano?

Yo creo que la gente va a seguir con los cursos. Ya llevan 26 años y supongo que dentro de 20 años habrán cambiado mucho más. Pero no tengo ni idea de cómo pueden ser en el futuro.

Probablemente la jubilación le dará la oportunidad de asistir con más tranquilidad a las conferencias.

Vendré a ver a los amigos y a alguna actividad que me interese, seguramente. Este año, sin embargo, no creo que tenga tiempo para asistir a cursos enteros, sino que asistiré a conferencias sueltas. Hay temas que me interesan, como la calidad en la educación y los problemas del Tercer Mundo. Busco huecos para poder asistir a las ponencias.

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