ESTUDIO SOBRE LA RELACIÓN OCCIDENTE-ISLAM
El musulmán se integra en EE. UU.
Norteamérica adapta con más éxito que Europa a la inmigración islámica
La Vanguardia, , 20-06-2007Un estudio elaborado en Estados Unidos y cuatro países europeos, entre ellos España, constata que losmusulmanesse integranmás fácilmente en EstadosUnidos. Razones: una tercera parte son profesionales con estudios universitarios y, además, la idea de identidad nacional es más flexible en EE. UU. que en Europa.
ANDY ROBINSON – Corresponsal NUEVA YORK
“Hay mucha flexibilidad en lo que se considera necesario para ser estadounidense”, indica Green
El modelo de asimilación de Estados Unidos ha resultado más eficaz que el de Europa para integrar a comunidades musulmanas e incorporarlas a la corriente mayoritaria (mainstream),tanto en términos demográficos como de comportamiento, actitudes y opiniones, según un nuevo estudio del instituto Pew Research Center basado en sondeos efectuados en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y España.
Esto se debe en gran parte a las diferencias socioeconómicas entre las respectivas comunidades de inmigrantes. Sólo un2% de los musulmanes en Estados Unidos son de renta baja frente al 23% en España, el 22% en el Reino Unido y el 18% en Francia y Alemania. Otra razón puede ser también la consecuencia de una identidad nacional en Estados Unidos más flexible y más fácilmente adoptada por inmigrantes que en Europa, según aseguraron en entrevistas a La Vanguardia varios expertos en política de identidades.
Sin embargo, el 11-S ha desatado actitudes y políticas de intolerancia respecto a los musulmanes que ponen en entredicho el éxito estadounidense, según denuncian líderes de comunidades musulmanas consultados en Nueva York. Sólo el 47% de los musulmanes residentes en EE. UU. dijo que se considera más musulmán que estadounidense, frente al 81% en el Reino Unido y el 69% en España. Francia, como EE. UU., supedita la identidad musulmana a la nacional en el 46% de los casos.
Hay indicios también de que los musulmanes que viven en Estados Unidos han asimilado valores relacionados con la identidad estadounidense. El 62% cree que la vida de las mujeres es mejor en este país que en los musulmanes frente al 46% en España y el 50% en Alemania. Uno de cada dos musulmanes en EE. UU. – y también en el Reino Unido- se muestra preocupado por el extremismo islamista frente a uno de cada tres en España, Alemania y Francia. “Los musulmanes estadounidenses se sitúan más cerca de la corriente mayoritaria en EE. UU. que en Europa”, dijo John Green, analista de corrientes sociales de la Universidad de Akton (Ohio), uno de los autores del informe.
Green cree que la paradoja virtuosa de la identidad estadounidense – que la tolerancia a lo heterogéneo es lo que cohesiona a la sociedad- es un factor clave: “Para ser estadounidense, no pasa nada si eres diferente siempre que seas igual en algunos aspectos cruciales como bandera, ética de trabajo, religión, valores democráticos y tolerancia”, dice. “Hay mucha flexibilidad en lo que se considera necesario para ser estadounidense”, explica por su parte Mustafa Bayoumi, de la Universidad de Brooklyn. “En cambio, el significado de ser español, por ejemplo, quizás tiene más que ver con los linajes familiares”, apunta.
Sin embargo, todos coinciden en que la interpretación de los datos del Instituto Pew es un campo de minas. A veces, la adopción de las señas de identidad, sobre todo después del 11-S, se debe más al miedo que a la asimilación. Muchos taxistas musulmanes llevaban banderas de Estados Unidos (con las barras y las estrellas) en su taxis tras haber sufrido incidentes de violencia racista. Tras una serie de detenciones masivas en Little Pakistan (Brooklyn), “los jóvenes pakistaníes tratan de hacerse pasar por hispanos; se cortan el pelo al estilo mexicano y se hacen llamar José”, según explicó Bobby Kahn, un líder pakistaní.
A veces la “intolerancia de la intolerancia” como seña de identidad adquiere tintes menos atractivos. “Si crees en la libertad y el respeto, eres estadounidense; si no, no eres estadounidense”, dijo con tono amenazante el candidato presidencial republicano Rudy Giuliani, en un debate la semana pasada.
Gran parte de las diferencias entre Estados Unidos y Europa pueden achacarse a las discrepantes características socioeconómicas de sus respectivas comunidades musulmanas. En Europa, la mayor parte son trabajadores jóvenes y pobres sin estudios. En cambio, un elevado porcentaje (29%) de los inmigrantes musulmanes en EE. UU. son profesionales con estudios universitarios, cuatro puntos más que la media estadounidense. El 47% de los inmigrantes musulmanes calificó su situación económica de “excelente”. El 26% de los musulmanes cobra más de 75.000 dólares al año, mientras que en España, solamente el 7% cobra más de 21.500 euros anuales. Hay 2,3 millones de musulmanes en Estados Unidos, según el estudio, concentrados en las grandes metrópolis como Nueva York pero también en la zona suburbana de Dearborn, cerca de Detroit.
Existe también una amplia comunidad de afroamericanos musulmana que, debido a la identidad histórica de la comunidad negra, se alejan más del mainstream estadounidense que los inmigrantes. El 24% de los musulmanes procede de Oriente Medio y el 18% del Sudeste Asiático, sobre todo de Pakistán (8%). El 65% de los musulmanes de EE. UU. son de primera generación y el 56% son menores de 40 años.
Green plantea otra paradoja: “Los musulmanes devotos se sienten más cómodos en un país en el que la mayoría es religiosa, aunque no sea su misma religión”. El 60% de los musulmanes dijo que reza todos los días, un porcentaje más equiparable a los cristianos estadounidenses que a los europeos. El 43% de las musulmanas en EE. UU. se cubre la cabeza con el pañuelo. Y el 15% de los musulmanes en España, Francia y Reino Unido cree que los atentados suicidas con bombas pueden estar justificados frente al 8% en EE. UU. (y en Alemania).
Little Pakistan – un barrio de trabajadores de la construcción, hostelería y taxistas- no es exactamente un ejemplo del sueño americano. Desde el 11-S, la mitad de sus cien mil habitantes han huido por miedo a ser detenidos en las redadas policiales. “El barrio ha perdido muchos comercios; todo el mundo tiene miedo a hablar, hay tantos topos policiales…”, dijo Bobby Kahn, líder comunitario, que llegó a Brooklin desde Pakistán hace 13 años.
“Cuando vine me sentía muy bien en EE. UU. y recuerdo que escribía a mis familiares y amigos diciendo que éste es un país maravilloso y que se vivía sin miedo”. Pero desde el 11-S “es distinto”. “Sentía que quería adoptar este país, ahora no sé qué hacer”, dice. Kahn, que tiene ciudadanía estadounidense, es padre de dos hijas de tres y siete años, ambas nacidas aquí, por tanto estadounidenses. “La gente que lleva décadas siente lo mismo; son profesionales y ganan mucho; pero ahora se plantean regresar”, explica.
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