Sarkozy cierra su segundo gobierno con más socialistas y mujeres de origen inmigrante

ABC, 20-06-2007

Sarkozy cabalga junto a la diputada de la UMP Nathalie Kosciusko – Morizet, nombrada ahora secretaria de Estado de Ecología

JUAN PEDRO QUIÑONERO

CORRESPONSAL

PARÍS. El segundo gobierno de Nicolas Sarkozy, tras la victoria en las pasadas elecciones legislativas, confirma y amplía los proyectos de cambio y ruptura: más mujeres en la cúspide del poder político, más ministros socialistas, más personalidades de la sociedad civil, con inmigrantes, negros y deportistas emblemáticos.

La derrota inesperada de Alain Juppé, en Burdeos, ha obligado al presidente y su primer ministro, François Fillon, a un reajuste gubernamental más ambicioso del previsto. Condenado a dimitir, Juppé era ministro de Estado, número dos del Gobierno, con un ministerio de nuevo cuño, a la medida de un peso pesado político. Le sucede Jean – Louis Borloo, conservador reformista, obligado a abandonar el ministerio de Economía y Finanzas por haber cometido algún desliz sobre la posible implantación de un IVA social.

Sucede a Borloo, en Economía, una de las mujeres más famosas de Francia, Christine Lagarde. Una mujer cosmopolita al timón de la economía nacional. Una liberal realista al frente de las reformas de fondo. Una gran abogada curtida en la escena internacional, para consumar la ruptura con el inmovilismo socialista (Mitterrand) y conservador (Chirac).

Paridad e integración

El resto de los grandes ministerios, Interior, Justicia, Exteriores, no han necesitado de ajustes particulares en su cabeza, pero sus secretarias de Estado constituyen otro ejemplo de apertura a la izquierda, paridad hombres – mujeres e integración de las distintas familias étnicas, culturales y religiosas de la misma Francia que Sarkozy aspira a restaurar en sus valores básicos.

Elegido por cinco años, con una mayoría absoluta de más de cien diputados sobre la oposición de izquierdas, Sarkozy no necesitaba hacer nuevos «gestos políticos» de ningún tipo. No habrá elecciones generales ni presidenciales antes de cinco años. La apertura y la reforma, por el contrario, se confirman indispensables, a su modo de ver, para llevar adelante los cambios de fondo.

El gobierno Sarkozy II aspira a integrar todas las familias de una Francia muy diversa, unida en sus valores de principio; liberalismo económico cosmopolita para acometer las reformas; reformismo social para integrar las nuevas sensibilidades ecológicas; defensa de una Francia multicultural y multirracial, con ministras nacidas en familias de inmigrantes norteafricanos; una secretaria de Estado de raza negra y confesión musulmana, para defender los derechos humanos junto a un ministro de Asuntos Exteriores que viene del humanismo socialista; una ministra del Interior de la gran tradición gaullista y es capaz de cantar los salmos en euskera.

Como resume Sarkozy: «No se puede reformar Francia desde la sensibilidad de una sola familia política».

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