pura vida
El morito
Las Provincias, , 20-06-2007A ese amigo morito que desembarca exhausto, famélico y deshidratado tras una travesía marítima que es una ruleta rusa donde nunca sabe si morirá en mitad del silencio del gran azul, le recibimos con la asepsia propia del primer mundo; esto es, un señor voluntarioso, quizá funcionario o algo así, le sujeta con los guantes de látex y la mascarilla antibacterias del brazo mientras salta de la patera. A ese amigo morito de ojos húmedos y profundos le contemplamos mientras comemos frente a las noticias del televisor, y como mucho comentamos: Pobrecito, fíjate que mal están en su país para que el tío huya jugándose la vida así, oye. Y luego añadimos: Mamá, coño, pásame la sal que hoy el guisopo te ha salido de un soso que no veas…
A ese colega morito, los racistas, en su ignorancia descerebrada, le tildan de moro de mierda, pero el racismo de hoy no depende del color de la piel, ni de la religión, nada de eso, como somos gente civilizada aplicamos un racismo económico, salvaje y exquisito. Acaba de llegar a nuestro país el dictador de Arabia Saudí, un tal Abdulá, y aunque en su patria las mujeres tienen menos derechos que las salamanquesas de mi terraza, aunque allí te cortan la mano o te azotan o te ahorcan cuando te saltas su férrea ley, aunque allí cualquier parecido con la democracia es pura fantasía – ficción, nuestras autoridades, con don Juan Carlos a la cabeza, le han agasajado como a un hermano. No sólo eso, además, para que el peloteo alcance el grado de babosidad óptimo, le han concedido el anhelado Toisón de Oro, la orden dinástica más prestigiosa. Entiendo que nos dobleguemos ante el poder del petróleo, pero tampoco necesitábamos poner la retambufa hacia Formentera regalándole tal medallón. Nos hemos pasado y hemos perdido la dignidad frente a este morito dictador de chapapote y platino.
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