Castellón
Seguir rumbo al caladero
Las Provincias, , 18-06-2007No basta con elogiar la solidaridad del barco. Lógicamente, es de agradecer que el portavoz del Consell destaque la admirable actuación de los pescadores del
Nuestra Madre del Loreto
que han salvado a un grupo de inmigrantes de morir en el mar.
Así lo hizo también el Gobierno valenciano con el Francisco y Catalina cuya tripulación recibió la Distinción de la Generalitat. Es un magnífico gesto, sobre todo, porque sirve para poner el foco de atención sobre una actitud que debe no solo aplaudirse sino también debe servir de referencia en un entorno que hace mucho tiempo perdió el relato de vidas ejemplares y lo cambió por Gran Hermano.
Sin embargo, la repetición del caso exige una reflexión y, lo que es más importante, requiere medidas urgentes para evitar su goteo permanente.
De repetirse, estaremos asistiendo a una transferencia de funciones de modo que los pescadores, por pura caridad, se dedican a proteger la vida de los ciudadanos de otro país que nunca debían haber iniciado una travesía tan peligrosa y cuya salvaguarda corresponde al gobierno de ese país.
Ellos lo hacen por humanidad pero las autoridades están obligadas a hacerlo por otras razones. Ellos se arriesgan, dejan su trabajo y se exponen a tener problemas de todo tipo por ayudarles pero son otros quienes deben hacerlo. Es más, las autoridades españolas deberían eximir de esa responsabilidad a los pescadores mientras se desarrollan las negociaciones diplomáticas. De lo contrario, como decía el patrón del
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, se lo pensarán más la próxima vez.
Por eso, al conocer estos sucesos es inevitable pensar en la realidad del mar y en la posibilidad de que, en otras ocasiones, los hechos se desarrollen de manera opuesta, esto es, que algunos barcos ignoren la patera que navega a unas millas de su quilla. No es inverosímil que esto ocurra cuando cerca de casa todos tenemos un inmigrante en el río, en un parque o en un descampado y seguimos navegando rumbo a nuestro caladero.
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