Libia permite al «Nuestra Madre de Loreto» dejar a los náufragos en Trípoli

La Voz de Galicia, Xurxo Fernández, 17-06-2007

«Por fin nos han dejado entrar. Vamos para allá rezando para que no nos pase lo de ayer». La Voz comunicaba con el barco Nuestra Madre de Loreto sólo media hora después de recibirse a bordo el permiso para atracar en Trípoli. «Fueron los propios guardacostas libios los que nos llamaron y nos dijeron que podíamos ir a puerto – detallaba el patrón – . Como no nos fiábamos, llamamos inmediatamente a Salvamento Marítimo en España y después de un rato nos confirmaron la orden».


El pesquero tenía previsto alcanzar su destino «entre las dos y media y las tres de la madrugada» de hoy, aunque el responsable de la embarcación en el mar no las tenía todas consigo: «Yo creo que no va a ser nada fácil. Esta gente [por los inmigrantes] no quieren ir ni locos para Libia. Cuando se den cuenta de dónde los llevamos se van a tirar al mar, como hicieron para salir de la patera. Prefieren morir que ir allí».


Ya el miércoles, cuando la orden de desembarcar en Trípoli fue anulada a sólo siete millas de la costa, José Luis Sestayo había dado instrucciones para alojar a los subsaharianos en la segunda cubierta porque «así no verían las luces ni podrían identificar el lugar hasta estar en puerto».


Durante todo el día de ayer, en el pesquero de Santa Pola – en el que trece de sus catorce tripulantes son gallegos – se siguieron con inquietud las negociaciones entre el Gobierno español y el presidido por Muammar al Gadafi. Durante toda la mañana, los libios mostraron su rechazo a recibir a los náufragos mientras que desde Madrid se calificaba de grave esta actitud. La propia vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, tuvo que comparecer ante los medios para asegurar que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, había asumido personalmente la gestión de la crisis (la tercera de este tipo, en menos de un año, en el área marítima que separa Libia y Malta).


Comisión Europea


Las autoridades españolas solicitaron la mediación urgente del vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini, ya que la situación en el pesquero era muy preocupante «sobre todo porque hay una persona fallecida a bordo», reconocía De la Vega.


El barco permaneció toda la jornada con los motores al mínimo porque, según explicaba el patrón en su conversación con La Voz, «estamos muy justitos de combustible». Con los víveres, sin embargo, no había ningún problema: «No le he preguntado al cocinero, pero nos queda para una semana», señalaba Sestayo.


Tras dejar a los inmigrantes, la intención de los marineros, dedicados a la captura del camarón, era volver a por los aparejos lanzados al agua antes del rescate. Aunque afirmaban que «la campaña la podemos dar casi por perdida». De hecho, su idea ayer era volver a España antes del día 8 de julio, fecha prevista antes del suceso.

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