Los líderes demócrata, Harry Reid, y republicano, Mitch McConnell, en el Senado anunciaron el jueves un acuerdo para reintroducir en la cámara alta el debate sobre el proyecto de ley de inmigración, que había sido retirado tras constatar que no había acuerdo ni siquiera sobre las cuestiones de procedimiento del debate. Reid retiró el proyecto del pleno del Senado la pasada semana después de que los republicanos presentaran un alud de enmiendas y que ambos partidos se enzarzaran en una discusión sobre cuánto tiempo debía prolongarse el debate.
El acuerdo supone que Reid se retracta de su primera intención de no volver a hablar del proyecto, que prevé reforzar las fronteras y legalizar a 12 millones de sin papeles, hasta que no hubiera una mayoría de 60 senadores. Se trata de una pequeña victoria para el presidente, George Bush, uno de los máximos impulsores de la reforma, que considera que la inmigración ilegal es uno de los problemas más acuciantes que sufre EEUU.

ACCIÓN INMEDIATA
De hecho, en un Desayuno de Oración Hispano celebrado ayer en Washington, Bush instó al Congreso a actuar “ya” en este asunto. Y es que para el presidente la aprobación de la ley sería una muy buena forma de acabar su mandato con una reforma de política interior de envergadura.