DRAMA EN ALTA MAR / La negociación
Libia da marcha atrás y permite el desembarco del pesquero español
El Mundo, , 16-06-2007Los 25 inmigrantes creían que iban a España o a Italia El patrón del barco, que atracó anoche en Trípoli, temía su reacción al descubrirse engañados El Gobierno de Libia dio ayer marcha atrás y autorizó al pesquero español Nuestra Madre de Loreto que volviera al puerto de Trípoli con los 26 inmigrantes subsaharianos que rescató en alta mar, uno de los cuales perdió la vida en la operación.
El patrón de la nave, José Luis Sestayo, recibió en un primer momento una comunicación afirmativa de la Guardia Costera del Gobierno de Muammar Gaddafi y logró una posterior confirmación del Ejecutivo español para que tomara de nuevo rumbo al puerto libio de Trípoli, a donde llegó a las 3.15 hora española, según declaró Sestayo, quien confirmó que los inmigrantes y la tripulación «se encuentran bien, aunque cansados».
Las negociaciones diplomáticas han sido intensas y complicadas y todavía quedan flecos pendientes por cerrar. Los 25 supervivientes navegaban anoche rumbo a Libia, aunque ellos creen que viajan con destino a un puerto español o italiano. El patrón del barco ha decidido ocultarles el destino del trayecto para evitar que se amotinen o que salten al agua antes de alcanzar Trípoli. El capitán está convencido de que, a su llegada al país africano, van a tener problemas y teme la reacción del Ejecutivo libio y de los subsaharianos tras su larga travesía desde sus países de origen: Malí, Sierra Leona y Nigeria.
Sestayo era partidario de partir hacia las costas de la Unión Europea, dadas las dificultades con el Gobierno de Gaddafi que siempre tienen los marineros que faenan en estas aguas. Es más, el capitán pidió a las autoridades que «los trasladaran a España, Italia o Malta, pero que no les llevaran al mismo horno del que salieron y después del trago tan grande que tuvieron que pasar».
Sin embargo, durante la intensa jornada diplomática de ayer, todos los esfuerzos se centraron en Libia, a la que se consideraba obligada a prestar auxilio, ya que era el lugar más cercano al naufragio.
Los inmigrantes vivieron un dramático rescate el pasado jueves: volcaron la patera, se lanzaron en tromba a nadar cuando vieron el barco y, en su carrera, aplastaron a uno de los sin papeles, que falleció. Tras el salvamento, el buque – con sede en Santa Pola (Alicante) – recibió instrucciones de Salvamento Marítimo de que se dirigiese rumbo a Trípoli porque el Gobierno de Gaddafi había aceptado acoger a los subsaharianos.
Sin embargo, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores daban una versión muy distinta y alertaban de que Libia no había dado la autorización por escrito, y que tan sólo se había producido una conversación informal entre la autoridad portuaria de Libia y Salvamento Marítimo español, que depende del Ministerio de Fomento.
Los malos augurios de Exteriores se cumplieron y, cuando sólo les quedaban 40 minutos para llegar a Trípoli, al filo de las 24.00 horas del jueves, las autoridades del país africano les negaron el permiso para desembarcar, por lo que Nuestra Madre de Loreto tuvo que dar la vuelta.
El secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, calificó ayer de «grave» la negativa de Libia y recordó que había un cadáver a bordo: «Es un principio humanitario fundamental. Por tanto, estamos haciendo todas las gestiones posibles con el Gobierno libio para tratar de que se permita el desembarco, tanto del cadáver como de los inmigrantes», manifestó antes de que se produjese el acuerdo.
Las negociaciones del Ejecutivo español se produjeron al más alto nivel y dieron sus frutos. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, también informó de que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, se puso en contacto con el vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini, y con los gobiernos de Libia e Italia para facilitar el desembarco.
Pero, una vez más, desde la Comisión Europea echaron balones fuera y manifestaron que no tienen «poderes para obligar a Libia a cumplir con sus obligaciones» internacionales.
Lejos de las cancillerías europeas, los marineros españoles estaban inquietos ayer por la descomposición del cadáver del inmigrante. Conectados por teléfono con médicos de Madrid, los tripulantes de Nuestra Madre de Loreto siguieron las instrucciones para que «taponaran» todos los orificios del cuerpo y empleasen los congeladores del pesquero con una temperatura entre los cuatro y siete grados bajo cero. El inmigrante fallecido, como el resto, no alcanza los 25 años.
El ánimo de todos los implicados en esta odisea fue variando a lo largo de la jornada de ayer desde el desánimo, cuando el acuerdo parecía muy lejano, hasta la confianza en una pronta solución. Los marineros (13 gallegos y un alicantino) tienen el compromiso del Gobierno libio de que, en cuanto se acerquen a la costa, serán apoyados por varias naves guardacostas.
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