"Los Gobiernos no pueden evitar que crezca la inmigración"

El País, EL PAÍS, 16-06-2007

“El impacto de la globalización ha cambiado el espacio público sobre el que se proyecta la acción de los Gobiernos”, afirmó el ex presidente del Gobierno Felipe González. “Y los Gobiernos no pueden evitar que la inmigración aumente en los próximos años y en los próximos siglos”, apostilló el ex primer ministro francés Dominique de Villepain. González y Villepain fueron dos de los 40 líderes políticos, intelectuales y expertos académicos de todo el mundo que ayer acudieron a la convocatoria de la Fundación Atman en Madrid para debatir sobre migraciones y culturas.

El encuentro fue inaugurado por el Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, quien reivindicó los logros de su Gobierno, anunció que el incremento de las llegadas de extranjeros ha descendido desde el 40% hasta el 8,17% en los últimos cinco años y afirmó que, gracias a su política de inmigración, España se ha convertido en “la conciencia de Europa”. Y la clausura corrió a cargo de la vicepresidenta ejecutiva de la Fundación, Teresa Aranda, que despidió a los asistentes con una frase de Lucio Anneo Seneca: “No he nacido para sólo un rincón. Mi patria es todo el mundo”.

Entre ambos discursos, el encuentro fue desde el principio una apasionante tormenta de ideas, en torno a tres mesas sucesivas. Durante la primera, titulada Políticas migratorias. Democracia y diversidad, el catedrático de Relaciones Internacionales de la London School of Economics Fred Halliday abrió el fuego con una afirmación polémica: “En el corazón del choque de civilizaciones está la inmigración”. Giovanni Sartori, politólogo y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, no se quedó atrás: “Una sociedad dogmática no puede ser pluralista, y una sociedad teocrática tampoco lo será”, sentenció.

El ex presidente de Mauritania Ely uld Mohamed Vall pidió una revisión de la situación de los países de tránsito de los inmigrantes, “a los cuales”, dijo, “se les exigen actos que van más allá de sus posibilidades”. El consejero del rey de Marruecos André Azulay recordó que la política española “ha inspirado a otros, como Alemania y los Países Bajos”.

En la mesa sobre Identidad e integración, un astro del fútbol acaparó gran parte del protagonismo. El jugador camerunés Samuel Eto’o dijo: “Siempre tengo la sensación de que soy menos respetado que los demás por ser africano”. Eto’o expuso su receta para la convivencia: “Libertad y respeto”. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, rechazó que el problema para la integración resida en las diferencias culturas: “El problema son las religiones que quieren imponerse”. El periodista Augusto Delkader, consejero delegado de Unión Radio, se reivindicó como hijo de marroquí y afirmó: “Para cualquier integración hay que construir antes una sociedad laica”. Y el escritor Juan Goytisolo arrancó aplausos del público al anunciar su acuerdo con José Saramago y Carlos Fuentes para realizar una cumbre paralela al G – 8 – “es una vergüenza que sólo cumplan un 3% de lo que prometen”, dijo – con los ocho países más pobres de la tierra.

En la tercera mesa, sobre Desarrollo y coste económico, el premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz enumeró las ventajas de la inmigración para concluir: “Dependemos completamente de ella”. El presidente del Partido Popular en Cataluña, Josep Piqué, afirmó que en España “hay trabajo para todo el mundo, y nos sobra”. Y añadió: “Todo lo que desvincule la inmigración del mercado de trabajo lleva a la desvertebración social”. El presidente de la Asociación Nacional de Agencias de Envío de Dinero, Juan Dalmau, relató que los receptores de los envíos de dinero de los inmigrantes utilizaban el 88% de lo que recibían para comer.

Pablo Isla, consejero delegado del Grupo Inditex, reveló que en su compañía trabajan personas de 80 nacionalidades distintas y que, dado que la empresa tiene tiendas y fábricas en todo el mundo, favorece el flujo de trabajadores desde países emisores de emigración hacia Europa. Y el director de la Agencia de Cooperación Española, Juan Pablo de la Iglesia, opinó que “las fronteras ya no son políticas, sino culturales”.

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