VALENCIA | SOCIEDAD
Cada agujero es una habitación
Michel, el primer inmigrante que ocupó los desagües del pretil del cauce, afirma que está muy cómodo en su casa improvisada
Las Provincias, , 15-06-2007Michel, el primer inmigrante que ocupó los desagües del pretil del cauce, afirma que está muy cómodo en su casa improvisada Con un diccionario para aprender la lengua, una radio para escuchar música más que noticias y varios peluches regalados, Michel se ha instalado en uno de los antiguos desagües del pretil del viejo cauce, que todavía se mantienen entre el puente de Serranos y el de San José.
Tiene 45 años y fue el primer inmigrante que tuvo la idea de aprovechar estos agujeros, con unas dimensiones de un metro cuadrado, para pasar la noche, hasta el punto de actuar como reclamo, ya que el mismo hueco es aprovechado por otros sin techo para pernoctar lejos de miradas indiscretas. También duermen Ali, un mecánico de Mali de 27 años, y un marroquí, tal y como explica Michel, aunque también han pasado por la zona un lituano y un boliviano. Esta es mi casa. Yo les he alquilado los agujeros, que son como habitaciones. Yo estoy bien aquí. Tengo un gran jardín, señala mirando el viejo cauce y sonriendo. Acto seguido añade que nunca ha llegado a cobrar nada a nadie. Hablaba en broma, matiza.
Ha bautizado a su pequeño reino de Valencia como la hacienda Sol del Turia, tal y como se puede leer en una pintada junto a su agujero, donde también pone privado.
Su historia es diferente a la de Ali, cansado de no encontrar trabajo, de estar lejos de su país y de no ver a su familia, incluida una niña de cuatro años.
Michel es francés, y hace un año y medio dejó su trabajo para venirse a España después de que un amigo le invitara a acompañarle. Ayer, tras informar LAS PROVINCIAS de la ocupación de los desagües, este indigente tuvo que utilizar gran parte de su mañana en hablar con varios medios. Me siento como Brad Pitt, decía entre risas.
Preguntado sobre su futuro, sobre qué piensa hacer cuando se haga mayor, responde con parsimonia. Yo no quiero cambiar. Poco a poco se va haciendo la vida. Se necesita ver, escuchar y conocer a la gente. Ya tendré tiempo de comprarme una casa.
Michel no trabaja. Dice que padece una enfermedad en las manos, que muestran un color morado y una hinchazón preocupante. Así no puedo trabajar. Además, su tobillo derecho parece lastimado, después de caerse de un árbol que le causó una recaída de una lesión anterior, según explica.
Dice que prefiere vivir aquí antes que volver a Francia ahora, aunque no aclara por qué abandonó su país hace menos de dos años. No ha tenido problemas con la Policía, pues según dice, ya le conocen y no le piden los papeles. Dice que se los han robado y muestra a continuación la correspondiente denuncia que le sirve para identificarse.
Los jardineros de la zona explican que no da problemas, aunque de vez en cuando bebe demasiado. Mis amigos bolivianos me traen comida y cerveza. Hace una semana celebré mi cumpleaños, señala con una sonrisa mientras contempla su preciado Sol del Turia.
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