MANUEL OSUNA / PRESIDENTE DE LA ASOCIACION DE VECINOS LA CORRALA
'Éste es el laboratorio de la inmigración'
El Mundo, , 15-06-2007CON MUCHA CARA / «El vecino tiene que recuperar sus plazas, las poquitas que hay» / «Hay que quitar la imagen del barrio de Embajadores como un lugar peligroso» / «Queremos que los madrileños vengan a tomarse unas gallinejas o un ’kebab’» / «Tampoco queremos un policía en cada esquina» / «Apostamos por la peatonalización» / «Éste es el barrio de todas las culturas» Embajadores se recupera. Palpita con fuerza. Está incluso de moda. Poco a poco los madrileños redescubren uno de sus barrios más castizos y al mismo tiempo en el que con más fuerza ha prendido la inmigración. Para aunar tanto contraste, la Asociación vecinal La Corrala, presidida por Manuel Osuna, ha puesto en marcha Dale vida al barrio, una iniciativa que recupera las plazas para los vecinos a la vez que ofrece, cada sábado de junio, actividades infantiles, tertulias o conciertos. A disfrutarlo, madrileños.
Pregunta. – ¿Cuántas corralas quedan?
Respuesta. – La más famosa es la de Tribulete, que rehabilitó Tierno Galván, pero aún quedan algunas. Las que no han sido rehabilitadas con dinero público lo están pasando mal.
P. – Parece mentira que a estas alturas aún haya que compartir el baño entre los vecinos.
R. – De esas quedan sólo una o dos. En el resto, la gente que ha ido entrando ha puesto su propio baño. Como son casas de techo alto, muchos han construido el dormitorio arriba.
P. – ¿Cuántos embajadores viven en el barrio de Embajadores?
R. – Ninguno, pero está viniendo gente famosa a vivir al barrio. Muchos artistas y profesionales liberales le están dando otro aire y ahora hay mucho loft, locales comerciales que se utilizan ahora como vivienda y que cuestan 70 u 80 millones.
P. – ¿Cuál es el fin de estas actividades que se denominan Dale vida al barrio?
R. – Sobre todo recuperar espacios públicos. El vecino tiene que recuperar sus plazas, las poquitas que hay. Bajar con la sillita a hablar con los vecinos. La diferencia es que ahora tu vecino en vez de ser de Madrid o de Murcia, es de Senegal, Marruecos o China. Y ése es un cambio muy positivo.
P. – Aunque no es frecuente.
R. – Así es. Hay grupos que ocupan distintos puntos de la plaza, pero no se comunican. Por eso queremos que las plazas sean puntos de unión. Lo vamos a ver con los niños, que no conocen nacionalidades y lo único que quieren es jugar al fútbol con sus amigos. Ellos empujan a sus padres a relacionarse con otros. Antes este barrio era un pueblo donde todo el mundo se conocía y queremos que vuelva a ser igual. Un pueblo.
P. – ¿Para darle vida al barrio qué es mejor: el electroshock o el boca a boca?
R. – El boca a boca. Y hay que empezar por quitar la imagen de lugar peligroso, porque no lo es. Queremos que los madrileños vengan a tomarse unas gallinejas o un kebab. Que recuperen la confianza que había antes.
P. – Es que ha estado siempre abandonado.
R. – Sí. Aquí nunca se ha invertido un duro. Querían dejarlo morir, convertirlo en un lugar de comercios y oficinas. Hasta que en 1997 se aprobó el Area de Rehabilitación Integral de Lavapiés que, por cierto, no está funcionando como debería.
P. – A veces sí que parece un polígono.
R. – Porque desapareció el comercio tradicional. Hasta los bares, que muchos hoy son tiendas al por mayor. Cuando el Ayuntamiento empezó a dar tantas licencias, se desmadró. Esas tiendas no pueden estar en el centro, aunque gracias a ellas el barrio se ha revitalizado.
P. – ¿La población marroquí es la que menos se integra?
R. – Sí se integra. El 90% de las peluquerías son de marroquíes, y tienen otros negocios. Sólo tienen otra cultura. Cuando pasas por una tetería y les ves en la puerta crees que te van a matar, pero es que les gusta estar fuera y no dentro, como nosotros. Nunca pasa nada.
P. – Éste es el germen de la nueva sociedad.
R. – Sí. En otros ya hay guetos de suramericanos, por ejemplo, pero aquí hay edificios que parecen la ONU. El presidente de los comerciantes chinos quería convertir este barrio en un Chinatown, pero conseguimos que nadie tuviera preponderancia.
P. – ¿La Policía está un poco tensa?
R. – Sí. Somos de los barrios con más presencia policial, pero no queremos un policía en cada esquina. La delincuencia ha bajado.
P. – Me refiero a las presuntas manifestaciones racistas de un policía.
R. – No puede ser que por un policía de paisano se monte la que se ha montado. Él puede pensar como le dé la gana, pero un policía tiene que tener una compostura. Después del 11 – M, este barrio lo pasó mal, pero los vecinos dieron muestras de mucha madurez.
P. – ¿Es bueno peatonalizar el barrio?
R. – Apostamos por la peatonalización, aunque hay gente en contra. Los vecinos de Preciados también se manifestaron hace muchos años cuando peatonalizaron su calle y hoy es la más cara de España.
P. – Y dejar las plazas como centros de la vida pública.
R. – Sí. Hay que pensar en términos de convivencia. Los inmigrantes que viven aquí llevan ya muchos años y también se preocupan por el barrio. Ya sienten el barrio.
P. – ¿Es el barrio de las cinco culturas?
R. – El de todas las culturas. Embajadores es el laboratorio, el mejor laboratorio que hay en España para ver lo que ocurre con la inmigración, y se están viendo cosas muy positivas.
RETRATO
Origen. París, 1963. Mi padre se fue a trabajar allí sin la carta verde, sin papeles y sin nada. Currículo. Cartero. Trabaja en Lavapiés. Presidente de la Asociación de Vecinos La Corrala. A Manuel le apasiona el barrio y siempre aboga por dar a los vecinos más poder y protagonismo, porque ellos conocen mejor que nadie los problemas de su barrio. Aficiones. «Andar, estar informado, preocuparme por el barrio…». Debilidades. «El botellín de Mahou (risas). Si no es Mahou…». Virtudes. «La paciencia. Es una cosa importante la paciencia». Defectos. «Me creo todo lo que me cuentan, y aquí enseguida te venden la moto».
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